Texto extraído del libro El Arte de la Interpretación del
Horóscopo, de Tracy Marks
¿Qué cualidades y
características necesitamos poseer y qué formas específicas de comportamiento
nos permitirían, como astrólogos, comunicar mejor estos objetivos?
Un astrólogo eficaz…
1.- Es capaz de
percibir y responder a las necesidades reales e inmediatas del consultante, y
no meramente a sus propios preconceptos intelectuales.
2.- Se relaciona
primero con el consultante y, en segundo lugar, con la carta. La carta es un
medio que conduce hacia un fin, no es el fin mismo.
3.- Comunica aceptación
y respeto por las necesidades y sensibilidades del consultante, al igual que
esperanza y aliento.
4.- Habla clara y
concretamente, en un lenguaje que el consultante puede entender. Es capaz de
traducir símbolos astrológicos en conceptos y ejemplos específicos que el
consultante podría utilizar en la situación de vida por la cual atraviesa.
5.- Ayuda a
descubrir y a crear claridad y orden en medio del caos, auxiliando al
consultante para que se concentre más bien en los problemas clave en lugar de
enfrascarse en preocupaciones periféricas, y ayudándolo a aclarar los problemas
que existen y los conocimientos y acciones alternativos de los que puede
disponer.
6.- Comunica una
filosofía constructiva que dé significado al sufrimiento y brinde un principio
organizativo frente a la incertidumbre y la confusión. Esa filosofía implica la
perspectiva de largo plazo, que es resultado de conocer los patrones y ciclos
astrológicos. Asimismo, debe observar los problemas inmediatos usando unas
lentes que le permitan percibir el patrón astrológico en su totalidad.
7.- Permite que sean
las necesidades del consultante las que predominen sobre sus propias
necesidades y, por lo tanto, deja que el sitio de control resida en el
consultante. Tal actitud exige respeto hacia lo que el consultante siente en el
momento y hacia su capacidad para comprender e integrar el material ofrecido, a
fin de no sobrecargarlo con más información de la que pueda asimilar. Esa
actitud alienta también al consultante para que también elija por sí y emprenda
la acción, en vez de indicar que es el astrólogo quien tiene todas las
respuestas y todo el poder. El interés y el respeto hacia las necesidades y los sentimientos del consultante, exigen
también que el astrólogo haga preguntas, obtenga información, proporcione
antecedentes y apoyo y además establezca un diálogo real en lugar de servir
como mero comunicador de información.
¿En qué se parecen o
en qué difieren las cualidades y acciones de las de un consejero que no es
astrólogo?
No existe una
respuesta simple, porque los sistemas de asesoramiento y los estilos personales
de los consejeros varían considerablemente. Sin embargo, ciertas cualidades
predominan en un consejero eficaz que no es astrólogo, las cuales tal vez solo
sean secundarias para un astrólogo. Habitualmente, un consejero aplica al
máximo sus aptitudes empáticas y se interesa más por facilitarle al consultante
que comprenda y exprese sus sentimientos, en lugar de comunicarle lo que el
consejero cree sobre un reconocido sistema de pensamiento. Aquél alienta la
expresión, escucha cuidadosa y perceptivamente, y refleja lo que él entiende
sobre lo que el consultante comunicó. En vez de dirigir la sesión de acuerdo
con su propio ordenamiento, permite que sea el consultante quien determine el
movimiento, la estructura y el propósito de la sesión. Son mayoría los
consejeros que, durante una sesión, hablan menos del veinte por ciento de ésta;
ubicándose en un segundo plano, brindan el ambiente y la seguridad para que un
consultante se exprese y descubra en su interior sus propios sentimientos,
modos de ser, necesidades y alternativas.
Son mayoría los
consultantes que acuden a un consejero o a un psicoterapeuta (que trabaja
intensa y psicodinámicamente) y que establecen una estrecha relación basada en
sesiones semanales, durante un lapso que va de los tres meses a los diez años.
Los consejeros no esperan que se produzcan cambios ni percepciones
significativas después de solo una o dos sesiones. Los astrólogos noveles que
esperan causar un impacto dramático sobre las situaciones de vida de sus
consultantes, tal vez necesiten desarrollar respeto por el proceso lento e
intenso mediante el cual se produce el cambio real.
La interpretación
astrológica no es un asesoramiento en el verdadero sentido de la palabra. Hasta
dónde usted desea desarrollar y utilizar sus específicas capacidades de
asesoramiento, como el hecho de que usted escuche, reflexione y facilite
aptitudes, es una cuestión de elección individual. Sin embargo, a fin de que la
sesión astrológica que usted propone sea para quien lo consulta, más que un
“viaje por el interior de la mente” y cause un impacto constructivo, fuerte y
concentrado como para poner en movimiento nuevas actitudes y acciones, usted
necesitará aprender a usar, como mínimo, unas rudimentarias habilidades para
comunicarse y asesorar.
Una evaluación de sus propias capacidades –sobre la
base de su percepción personal y de sus conocimientos astrológicos- puede
ayudarlo a establecer cuáles son sus debilidades y, por lo tanto, las
capacidades que desea desarrollar. ¿Es usted una persona de fuego y aire, con
falta de agua, que tiende a ignorar el reino de los sentimientos y que
inintencionalmente pisotea la sensibilidad de una persona de Piscis o de
Cancer? ¿Tiende usted –como lo confirma su Mercurio en oposición a Neptuno- a
comunicarse con generalidades vagas, esotéricas e indirectas, y necesita
aprender a concretar y fundamentar su modo de pensar tomando decisiones que
sean prácticas? Un astrólogo eficaz, como un consejero eficaz, es flexible y
capaz de variar su estilo y sus comunicaciones, de acuerdo con el temperamento
y las necesidades de cada consultante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario