martes, 19 de noviembre de 2013

La Carta Natal: Angulos y Hemisferios

Capítulo 11 del libro "Dinámica y Análisis de los Aspectos", de Bil Tierney.

La carta natal se divide en cuatro regiones principales del es­pacio llamadas Hemisferios. Cada Hemisferio está formado por seis Casas; y en teoría, posee uno de los cuatro ángulos del horóscopo en su punto medio. Los ángulos en astrología representan cuatro expresiones primarias de identidad, que los individuos adoptan en su desafío ante la vida. Cada ángu­lo puede ser descrito de la siguiente manera:

El ASCENDENTE es el ángulo que representa nuestro sen­tido consciente e inmediato de la identidad personal o autoi­magen. El ASC indica el proceso por el cual nos vemos a no­sotros mismos salir al mundo externo y afirmar nuestro ser. Describe la naturaleza de nuestra continua expresión y res­puesta externa. El ASC señala nuestras características más personalizadas de autoexpresión que nos describen única­mente como entidades separadas, distintas e independientes de todas los demás. Establecemos con facilidad una asocia­ción espontánea con esos rasgos y podemos aplicarlas con confianza a la búsqueda directa de nuestras necesidades bá­sicas. En pocas palabras, el ASC describe nuestra voluntad de acción, según el patrón de comportamiento del signo en este ángulo.

En contraste, el DESCENDENTE se convierte en nuestro ángulo de identidad reflejada o en la imagen del otro. Puede describir partes latentes de nuestra propia naturaleza, a las que no nos relacionamos de forma tan personal o directa, al menos en un principio. Estas cualidades son normalmente proyectadas sobre las personas a quienes atraemos, las que a su vez, esas facetas revierten sobre nosotros, en el proceso de la relación. Y usualmente, la imagen que nos remiten, sirve para estimular una mayor objetividad y amplitud de perspec­tiva en cuanto a la naturaleza intrínseca de esos rasgos, ade­más del papel que desempeñan en hacernos sentir más com­pletos por dentro. Por lo tanto, son proyectadas nuevamente hacia nuestra dirección, a través de las actitudes abiertas y del comportamiento de aquéllos con quienes interactuamos.

El MEDIO CIELO es el ángulo que simboliza nuestra iden­tidad social o imagen pública. A diferencia del ASC, el MC señala una identidad individual más impersonal. Esta ima­gen no suele elegirla la persona, sino que aprende a estructu­rarla según las presiones y exigencias de la sociedad en que vive. A medida que se convierte en una identidad consciente, el individuo podrá determinar allí dónde se sitúa y funciona mejor dentro del esquema social de las cosas. Para bien o para mal, el individuo será puesto a prueba y juzgado por el mundo según la naturaleza de esta imagen pública. A través de la adopción de esta identidad, establecerá un grado de control sobre su propia existencia. El MC sugiere rasgos de nuestra naturaleza que nos impulsan a manifestar nuestro potencial más elevado con un propósito, dando a menudo por resultado el cumplimiento último o el logro de los objeti­vos de nuestra vida.

El FONDO DEL CIELO recibe también el nombre de ángu­lo de «media noche». Simboliza nuestra identidad heredada o imagen subjetiva. Aquí se determinará instintivamente nues­tro ser interno en sus raíces más fundamentales y orientadas hacia la seguridad. Este ángulo describe nuestra base interna de operaciones. Refleja el papel subconsciente que adopta­mos continuamente para asegurarnos bases internas más profundas. El FC señala nuestra manera más natural de anclarnos interiormente antes de ramificarnos y experimentar nuestro ser externamente. Nuestra identidad subjetiva tam­bién responde fuertemente a las influencias externas que lo rodean y puede estar condicionada subliminalmente  para ab­sorber y retener impresiones de nuestro medio ambiente temprano (usualmente a través de la estructura familiar). Por lo tanto, esta identidad es parcialmente heredada. De todas las identidades mostradas por los cuatro ángulos, el FC es el que más conecta con el pasado. Es una imagen subcons­ciente de nosotros mismos que probablemente fue desarro­llada en ciclos previos de experiencia antes del nacimiento (implicando condiciones genéticas o de vidas pasadas).

El ASC se corresponde con el Hemisferio Oriental mientras que el DESC se relaciona con el Hemisferio Occidental. Ambos Hemisferios están divididos por el Meridiano. El FC se relaciona con el Hemisferio Norte, mientras que el MC se corresponde con el Hemisferio Sur. Ambos Hemisferios están divididos por el horizonte. Al interpretar, es importan­te considerar cuál Hemisferio está más enfatizado en la carta natal, porque éste factor señala la orientación individidual básica hacia la vida externa. Un Hemisferio enfatizado de­penderá del número de planetas (más que de puntos sensibles) que se encuentren en él. Para que un Hemisferio se considere enfatizado deberá haber en él seis planetas o más. Cuando los dos Hemisferios tienen una cantidad igual de pla­netas (cinco cada uno), hay que ver en cuál de ellos se halla el Sol, la Luna y el regente del ASC. Ésto le dará relevancia, especialmente un Hemisferio contiene los tres. Pero si dos de ellos se hallan en un Hemisferio, y todavía resulta difícil de­terminar cuál tiene un peso mayor, entonces compruebe y vea cuántos planetas caen en Casas angulares dentro de cada Hemisferio respectivo  y están cerca de los ángulos. Quizás los signos y los planetas ofrecerán un refuerzo adicional. Creo que sólo el Sol debe tomar preeminencia sobre la in­fluencia de la Luna y del regente del ASC en este contexto, ya que el Sol también se relaciona con los principales objeti­vos de la vida. Se requerirá la habilidad del astrólogo para que sintetice todos los principios correlacionados.

HEMISFERIO ORIENTAL

Este Hemisferio comienza en la cúspide de la Casa X y, en sentido contrario a las agujas del reloj, termina en la cúspide de la Casa IV. Su punto estructural básico es el ASC. El He­misferio se centra en la expresión de la autoidentidad y en el ejercicio de la voluntad. Cuando la mayoría de los planetas se ubican aquí, el individuo manifiesta mejor su potencial de vida ejerciendo su voluntad e impulso para promover cons­cientemente sus asuntos personales o los intereses que lla­man su atención. Indicará mucha iniciativa y espíritu de em­presa en su acercamiento a la vida (particularmente cuando la mayoría de los planetas de este Hemisferio se encuentran en las tres Casas bajo el horizonte). Este individuo se siente inclinado a provocar sus situaciones de vida, ya que tiende a influir al medio ambiente en vez de ser moldeado y marcado por el mismo. Este Hemisferio indica una entrada kármica; el individuo es relativamente libre para actuar según su pro­pio interés en la obtención de objetivos con menos obstrucciones o interferencias de terceros. Sin embargo, debido a que no solicita la colaboración de los demás, los otros no le ofrecerán la ayuda o la asistencia que podría resultarle bené­fica para las metas que él mismo creó. Preferirá perseguirlas solo  y resistirá cualquier tipo de asociación, ya que en este Hemisferio hay menos intercambio. Y, por lo tanto, el individuo estará casi siempre solo en sus esfuerzos.

Estará condicionado para hacerse cargo de sus asuntos en esta vida, deseará determinar especialmente cómo y cuándo quiere que ciertas condiciones se manifiesten. Se sentirá mo­tivado para actuar según sus propios términos. Cuando deci­de lo que realmente quiere hacer en este mundo, y si desea obtener resultados óptimos, la vida le exigirá que trabaje de manera autónoma, con mucha decisión y concentración, ha­cia el logro de esas metas. A través del desarrollo de la con­fianza en sí mismo alcanzará las ambiciones que satisfagan sus necesidades. Si la mayoría de los planetas de este Hemis­ferio enfatizado se sitúan sobre el horizonte, la localización del individuo se volverá más impersonal y universal. Pondrá mucha atención en los asuntos más importantes de experien­cia mundana y en el trabajo por el progreso social, pero nor­malmente sólo seguirá su propia visión. Si seis o más plane­tas se encuentran aquí (particularmente las luminarias y el regente del ASC), puede existir un desequilibrio. Cuántos más planetas haya, más exageradas se volverán las cualida­des de ese Hemisferio. Bajo esta condición, la persona ten­derá a enfatizar excesivamente su individualidad, al extremo de tener dificultades para integrarse con los demás y sentirse igual, así como para funcionar cómodamente como una enti­dad social. Al estar tan absorbido en sí mismo, no será capaz de percibir objetivamente a las personas con las que entra en contacto. Sólo le interesa en primer término y en especial cu­brir sus necesidades personales. Quiere ser su propio patrón en todas las circunstancias, por lo tanto rechazará aquellas influencias externas que no estén bajo su control, aunque sean constructivas. Positivamente, encontraremos aquí a los individualistas que se han hecho a sí mismos y que han debi­do luchar contra la oposición para dejar su propia huella en el mundo. Pero al estar poco inclinados a cooperar o a com­prometerse, enajenan con facilidad a los demás, crean mu­cha distancia social, y eligen vivir la existencia solitaria de los lobos esteparios.

HEMISFERIO OCCIDENTAL

Este Hemisferio comienza en la cúspide de la Casa IV y, si­guiendo la dirección contraria a las agujas del reloj, termina en la cúspide de la X. Su punto estructural básico es el DESC. Este Hemisferio se localiza en la percepción personal de lo social y en el reconocimiento de la identidad del otro. Su tema básico se refiere a la expresión de la propia imagen reflejada. Cuando la mayoría de los planetas se sitúan en este Hemisferio, el individuo no posee tanta libertad de acción como para determinar la dirección que tomará su vida; a menudo sus asuntos vitales y sus intereses personales dependen más de los otros que de sí mismo. Ésta es la criatura del desti­no, pero no necesariamente su peón. Para esta persona  será más difícil ser reconocida y aceptada por su propia y auténti­ca individualidad, y es más factible que se convierta en una creación de su medio ambiente o en un producto de su tiem­po. Las relaciones serán esenciales para estimular la manifestación natural de su ser. Se desarrollará mejor cuando aprenda a ajustarse adecuadamente a las necesidades de los demás. Las acciones que lleve a cabo deberán ser ventajosas para todas las partes si quiere establecer un equilibrio correc­to. A diferencia de una persona con enfásis en el Hemisferio Oriental, estará más sintonizado con el proceso de compar­tir, y actuará a menudo según los resultados finales proba­bles que sus acciones tengan sobre los otros. Es probable que reciba atenciones de parte de los demás, quienes serán ins­trumentos para ayudarlo a alcanzar sus objetivos. General­mente no se opondrá ni bloqueará la ayuda y la asistencia de los otros. Cuanta más consideración y atención demuestre por los demás, más dispuestos estarán éstos a obrar en su favor y a tenderle una mano.

Éste es el Hemisferio por donde el karma sale, el individuo se sentirá atraído por las experiencias de vida que le exijan relacionarse con la gente. En esta vida, se verá condicionado a acercarse directamente a los demás y a construir alianzas positivas. Deberá aprender también a cooperar efectivamen­te con la vida. Rara vez se beneficia cuando quiere hacer las cosas a su manera a expensas de los demás; en la mayoría de los casos no será capaz de actuar así. Aunque este individuo tendrá aparentemente menos control sobre el desarrollo de las oportunidades que vienen a él (puesto que generalmente no es su promotor), usualmente también se le considera res­ponsable por sus errores, fracasos o fallos, ya que casi siem­pre hay alguien más implicado en el asunto. Si hubiese seis o más planetas en este Hemisferio, la persona mostrará una expresión desequilibrada al volverse demasiado dependiente de los otros a la hora de establecer su identidad social. Deja­rá que los demás controlen y manejen su destino más allá de lo que podría beneficiarlo. Normalmente tendrá una mayor carencia de determinación y confianza en sí mismo que en el caso de un individuo con énfasis en el Hemisferio Oriental. Esto puede provocar que los demás abusen de él o le impon­gan sus puntos de vista con facilidad. Especialmente si la ma­yoría de los planetas caen en las tres Casas que se sitúan por encima del horizonte, ya que marcan una localización social y una actividad interpersonal mayores que las tres Casas in­feriores. Por otra parte, el individuo tendrá propensión a ser­virse de los demás para su propio beneficio, ya que este He­misferio sugiere que la persona es capaz de aplicar estra­tegias en sus relaciones. Tendrá dificultades para relacionar­se consigo mismo a niveles profundos, especialmente para emprender acciones personales. Le resultará trabajoso to­mar sus propias decisiones solo y se apoyará demasiado en los demás para realizar aquello que debería abordar por sí mismo.  

Los Hemisferios Oriental y Occidental son opuestos polares naturales. Cuando nos localizamos intencionadamente en la expresión dinámica de un Hemisferio excluyendo a su pola­ridad, se desarrollan perspectivas conflictivas y a veces dis­torsionadas. Necesitamos resolver este dilema y volver a equilibrar nuestra percepción. ¿De qué forma? Aprendien­do a concentrar nuestra atención en la integración de las fun­ciones positivas del Hemisferio opuesto. Idealmente, debe­ríamos luchar para coordinar ambos sectores de forma cons­tructiva, dado que son complementos naturales uno del otro. Sin embargo pocas personas son maestras en la materia, la mayoría de nosotros tiende a oscilar de un Hemisferio al otro hasta que llegamos a determinar el grado de equilibrio de­seable para nuestro desarrollo. Si un individuo no parece describir las cualidades del Hemisferio enfatizado en su ho­róscopo, compruebe para ver si no está sintonizando con la dinámica del Hemisferio opuesto durante este período. Todas las polaridades (o factores opuestos del horóscopo) sue­len actuar así. Lo mismo puede decirse del siguiente par de Hemisferios:

HEMISFERIO NORTE

Este Hemisferio comienza en la cúspide de la Casa I y, si­guiendo la dirección contraria a las agujas del reloj, finaliza en la cúspide de la Casa VII. Su punto de estructuración bási­co se halla en el FC. Al encontrarse este Hemisferio totalmente  por debajo del horizonte del horóscopo, simbolizará todo aquello que es personalmente subjetivo, reflexivo, y que necesita de un foco interior (al menos al comienzo de la vida). Los planetas ubicados aquí indican impulsos que re­quieren profundidad de experiencia, antes que el individuo pueda utilizarlos abiertamente y con un propósito en el me­dio externo. Tenderá a reprimir y autoabsorber esos impul­sos durante un tiempo antes de intentar dirigirlos hacia asun­tos de índole más social e impersonal. Su aproximación a la vida será introvertida (sin importar que en la superficie pa­rezca que participa activamente en los sucesos del mundo). Crece mejor cuando asimila la experiencia de su vida y la re­laciona con la realidad última de su naturaleza interior. Se ve condicionado a intimar con su identidad subjetiva más que en ningún otro Hemisferio. Deberá volverse consciente del propósito último de su ser (más allá de la autoexpresión su­perficial) y necesitará en principio y especialmente encon­trar un significado personal a su vida. Al sintonizar con aque­llo que es fundamental para su naturaleza, conectará con las cualidades que operan en la raíz de su personalidad.

El individuo se inclina hacia la autorreflexión y la introspec­ción, no le resulta por lo tanto cómodo tratar continuamente asuntos mundanos que exigen una exposición pública directa o un compromiso social abierto. Parecerá incluso refractario para atraer la atención sobre sí mismo, al menos de una ma­nera obvia y demasiado confiada. La motivación impulsora será el logro de la seguridad interior, en vez de la seguridad temporal  que la sociedad puede ofrecer a través de una posición social y un estatu quo elevado. Necesita encontrar su propia ancla subjetiva en la vida antes de establecerse en el mundo. Sin importar en cuánto contribuye a las necesidades mayores del mundo o qué hace por el progreso social, psico­lógicamente no es una persona que dejará sus necesidades personales y viscerales de lado. Estas necesidades deberán ser atendidas y calmadas antes de que pueda avanzar venta­josamente en el potencial de su expresión mundana. El desa­pego no le resulta tarea fácil. De forma constructiva, podrá servirse de sus energías para alimentar a su medio ambiente con solicitud e interés. Si seis o más planetas se encuentran en este Hemisferio, puede existir un desequilibrio que señale que la persona se centra demasiado en internalizar su res­puesta a la vida. Puede elegir retirarse o alejarse de la parti­cipación activa, prefiriendo un retiro seguro. En el caso de que varios de estos planetas presenten aspectos difíciles, ese retiro no será saludable e incluso puede significar una regre­sión. Se enfatizará la necesidad de evitar la confrontación abierta con las realidades inflexibles de la vida externa. Pero desde un punto de vista productivo, tal enfásis puede estimu­lar al individuo a identificarse con los aspectos menos tangi­bles y materiales de la vida, capacitándolo para poner mucha energía personal en desenterrar las realidades psicológicas y espirituales ocultas dentro de la naturaleza humana.

HEMISFERIO SUR

Este Hemisferio comienza en la cúspide de la Casa VII y, en dirección contraria a las agujas del reloj, termina en la cúspi­de de la Casa I. Su punto de estructuración básica es el MC. Este Hemisferio se encuentra totalmente sobre el horizonte, simbolizando la experiencia consciente y focalizada en el mundo. Aleja al individuo de su dominio interior, privado de impresiones subjetivas y  reprimidas, y lo impulsa hacia los asuntos más objetivos y activos de la sociedad. En este He­misferio se desarrolla el sentimiento de identidad pública a través del cumplimiento de ambiciones y metas dirigidas ha­cia lo social. Se le presentan situaciones de vida impersonales, incluso de índole universal, que ponen a prueba su habi­lidad para funcionar colectivamente. Se desarrolla mejor si gravita hacia la vida pública donde puede relacionarse con las condiciones dinámicas y externas de su medio social. Es probable que gaste mucha energía tratando con los temas más vastos de su comunidad. Posee un mayor sentido de par­ticipación social que una persona con énfasis en el Hemisfe­rio Norte y funcionará mejor cuando se relaciona con mu­chas personas. Uno de los problemas de un Hemisferio Sur enfatizado será que el individuo puede volverse demasiado desapegado o alejado de sí mismo como para tratar con sus necesidades interiores. Tiende a buscar las soluciones a sus problemas fuera de sí mismo, en vez de intentar encontrarlas en su interior. No se sentirá cómodo cuando internaliza sus impulsos y focaliza su atención subjetiva sobre sí mismo y no sabrá cómo nutrir y proteger a su propio ser. En cambio in­tentará conocerse a través de sus logros mundanos externos. Tiende a relacionarse y a sintonizar mejor con su propia identidad si la mayoría de los planetas de este Hemisferio caen en el sector superior del Hemisferio Oriental.

Un Hemisferio Sur enfatizado sugiere que el individuo debe­rá utilizar sus habilidades en la vida para beneficiar el desa­rrollo de la sociedad de manera tangible y manifiesta. Sin embargo, si seis o más planetas se ubican aquí, el desequili­brio que probablemente tendrá lugar estimulará al individuo a dejarse impresionar demasiado por el producto final de sus esfuerzos, al tiempo que poseerá poca comprensión o interés duradero en los factores sutiles y motivacionales subyacen­tes a tales esfuerzos. Al tratar los desafíos de la vida de forma superficial, podría verse atrapado por la satisfacción de ex­pandir su influencia y poder en el mundo. Demostrará una gran capacidad para manejar los asuntos de la vida social fuera de sí mismo, pero fallará en contactar con las raíces de su naturaleza y en verse desde una perspectiva más profunda. Constructivamente, este Hemisferio enfatizado puede señalar a una personalidad socialmente activa que hace mu­cho en el mundo por estimular los cambios dentro del esque­ma de las cosas, en vez de reflexionar sobre lo que podría ha­cerse potencialmente. Intervendrá directamente en las reali­dades sociales, en vez de limitarse a idealizar tales condi­ciones, sin tomar una parte activa en su alteración. No se re­tirará del mundo y es capaz de confrontarlo según los térmi­nos que éste plantee. Compárelo con el individuo que posee un Hemisferio Norte enfatizado, el cual sólo puede lidiar con el medio externo según sus propios términos.


sábado, 9 de noviembre de 2013

La Vivencia Cíclica del Tiempo

Según afirma Dane Rudhyar, la función más elevada de la Astrología – conocida por los místicos de todas las épocas y razas – es la de revelar a la personalidad en evolución los momentos clave de la experiencia cíclica. Estos momentos se revelan de muchas maneras. En el libro “Una nueva visión de los ciclos planetarios”, de Cristina Vallejos (Ediciones Kier) se sugieren algunas propuestas que ayudan a tomar conciencia de los ciclos:
  •      Durante los equinoccios de Aries y Libra: Todos los seres humanos que estén realizando un trabajo autoconsciente pueden sintonizar, en estas fechas, con nuevos propósitos. Genéricamente, todos los años, en los días 20 o 21 de marzo y 22 o 23 de septiembre – que corresponden a los equinoccios de Aries y Libra, respectivamente – la naturaleza recibe el nuevo impulso cósmico. En las civilizaciones antiguas, se celebraban ritos estacionales. Para el interior del alma humana, puede actuar en forma de nuevos impulsos con significado creativo. Es un período para fecundar ideas, generar proyectos, poner en marcha acciones pendientes.
  •      El ciclo de la Lunación: Podemos registrar los tránsitos de la Luna en el cielo, señalarlos en el calendario y acompañarlos mediante un trabajo consciente. El arquetipo de todo ciclo es el ciclo del Sol y de la Luna (o ciclo de la lunación), con sus cuatro momentos básicos que se manifiestan como las cuatro fases de la Luna, simbolizando: inicio, crisis, plenitud, declinación y cierre.
  •     El ciclo anual del Sol: Simplemente, seguimos mes a mes el paso del Sol por los signos, concientizando la cualidad de esa energía y, si se posee este conocimiento, tomamos en cuenta por cuál de las casas astrológicas transcurre la experiencia actual y qué áreas de vida serán iluminadas por el tránsito solar.
  •     El tránsito diario del Sol y de la Luna: Cada día, el Sol avanza un grado, de manera que podemos tener presente en qué fecha tomará contacto con un planeta natal. El tránsito solar activa iluminando la cualidad del planeta sobre el que transita: “Yo quiero…” La Luna avanza unos trece grados por día y sensibiliza al planeta que aspecta: “Yo siento…”
  •      Otros ciclos astrológicos: Como, por ejemplo, los ciclos que comienzan con el encuentro en el cielo de dos planetas polares, por ejemplo: Júpiter/Saturno o Marte/Venus. Representan momentos de inicio de un nuevo intercambio. Para concientizarlos y acompañarlos vivencialmente, es necesario tener un conocimiento avanzado de Astrología.