viernes, 29 de abril de 2011

La Intuición



Texto perteneciente al libro "La Medicina del Alma", de Eric Rolf.


La vida nos habla de una forma tan sencilla que todos la podemos entender: nos habla directamente o a través de metáforas. La intuición personal, la que cada uno tenemos, es el instrumento para interpretarla.


Técnicamente, la intuición se describe como un aspecto directo, sin pasar por lo racional, a una información inconsciente. Es la capacidad que tenemos de saber algo sin una base lógica, es decir, saber algo sin saber cómo lo sabes.


Has tenido una experiencia intuitiva cuando has accedido a una información que no es “tuya”, es decir, cuando sabes algo que nunca has aprendido, descubierto, experimentado o vivido conscientemente y, al parecer, esa información es correcta.


Sueñas con algo y ocurre. Tienes a alguien en mente que hace tiempo no ves y al poco tiempo tienes noticias suyas. Vas a un sitio en el que nunca has estado y te parece totalmente familiar. Suena el teléfono y piensas en una persona determinada; si no fuera por el temor a equivocarte, hasta contestaríamos muchas veces “Hola, sabía que eras tú”.


Todos estos ejemplos son experiencias intuitivas; probablemente todos las hemos tenido, pero también presumiblemente las hemos ido atribuyendo a la casualidad. Observa estas experiencias en las que interviene tu intuición y date cuenta de lo que significan para ti, cuál es el mensaje que te traen.


A través del idioma de la intuición podemos establecer una comunicación activa con nuestra alma o con la vida.


La vida nos habla a cada uno a través de un idioma único y personal. Se trata de un vocabulario que cada uno conoce muy bien, ya que se compone de sus propias experiencias y memorias vistas en forma metafórica: todas las vivencias, ideas y símbolos, todo lo que para uno tiene sentido, forma parte de su vocabulario. La clave es lo que representa para cada persona la metáfora concreta, el símbolo.


Imagina que estás escuchando unas voces que no entiendes y que alguien te dice que dichas voces pertenecen a un idioma determinado. Saber que no son simplemente voces, que se trata de un idioma, te abre puertas, porque para entender los mensajes sólo tienes que aprender el idioma.


En cualquier idioma hay tres tipos de vocabulario: el activo, formado por las palabras que usas normalmente; el vocabulario pasivo, que son los términos que habitualmente no usas pero que si alguien los utiliza sabes lo que significan, y el resto del diccionario, que son los términos que no conoces; aunque el vocabulario activo suele ser mucho más reducido que los otros dos, sólo con las palabras que usas normalmente puedes entender y expresar conceptos nuevos: a través de cosas que conoces puedes explicar cosas nuevas. Para comunicarse contigo, la vida utiliza las experiencias que tienen sentido para ti. Cuando uno quiere saber algo, la vida se lo dice. Esta es la gracia de la vida, que siempre te habla, que siempre te guía. Te habla a través de experiencias que has vivido. No es que te esté indicando que esto que vives ahora sea igual a aquella experiencia que tuviste, sino que utiliza esa experiencia anterior como una metáfora del instante actual.


Todas tus experiencias son el idioma que te permite darte cuenta de cosas nuevas; si quieres mirar dentro de ti mismo o de otras personas, ya tienes el vocabulario.


La intuición es una capacidad que se manifiesta a través del idioma creativo interior. Uno de los principios de la Medicina del Alma es: “Creamos y tenemos un cuerpo nuevo instante a instante.” Explorar este principio nos puede ser muy útil para conectar con nuestra intuición, permitiendo un acceso limpio y sin juicio a la información que proviene de nuestras memorias. Crear un cuerpo nuevo a cada instante significa que, además de mantener o cambiar nuestras condiciones físicas en cada respiración, las cosas que pasaron no nos ocurrieron realmente a nosotros, porque al que le pasó ya no existe. Somos distintos a cada paso porque cada pisada cambia al que lo dio. Si soy nuevo, esas experiencias no me pasaron a mí, y sólo tengo el beneficio de esa información.


Con este punto de vista, podemos poner distancia y convertirnos simplemente en el observador de la información. Por eso decimos que el idioma creativo interior se compone de todas tus memorias como un vocabulario que te permite interpretar cosas nuevas. Cuando conectamos con nuestra intuición y recordamos algo, que puede ser una imagen, una sensación, un sonido o una construcción entre ellos, no es simplemente un recuerdo o una alucinación, es información. La vida organiza y utiliza esta información para comunicarse contigo. El fruto de tu intuición es una metáfora clara de lo que está ocurriendo en ese momento.





sábado, 23 de abril de 2011

Los Planetas Retrógrados


El siguiente es un excelente texto perteneciente al libro "Astrología, clave de las vidas anteriores", de Irene Andrieu.


Los planetas retrógrados constituyen a menudo una incógnita para los astrólogos, hasta el punto de que la mayoría de ellos, sencillamente, no los interpretan o lo hacen apresuradamente. Se admite por lo general que el planeta retrógrado tiene dificultades para influir “normalmente” sobre los seres humanos, por lo que debe ser interpretado con cierta prudencia, la que en muchos casos se convierte en una laguna interpretativa.

Con respecto a la retrogradación sólo se poseen estudios recientes. Sus efectos, aunque podamos comprobarlos fácilmente en el análisis, no se conocen bien. Su interpretación fue formulada a principios del siglo veinte por una astróloga muy conocida, Alice D. Fowler, y por su contemporánea Irys Vorel. De pronto comprendieron la relación de las retrogradaciones con el fenómeno de la reencarnación, cuyas manifestaciones astrológicas fueron las primeras en analizar, al menos en Occidente. Efectivamente, hay que admitir una causa vital anterior para comprender cómo ha podido trabarse la energía del planeta retrógrado y el porqué de que unos planetas lleven la marca de la retrogradación y otros no.

Al parecer, las energías de los planetas retrógrados tienen en la mayoría una evolución contraria a lo que sería su manifestación normal. El sentido de su marcha, de hecho, es semejante al de los nodos lunares y opuesto al del Sol, por lo que no tenderán a las realizaciones exteriores, a la manifestación activa del planeta, sino a la introversión de su acción, a la interiorización. Los resultados visibles serán carencias y errores en lo que sería el comportamiento normal de un planeta directo. Existirá anormalidad, como si el funcionamiento del planeta estuviera falseado. Esta energía no está hecha para ser utilizada en el mundo exterior, tiene que ver con la mutación del ser. Sus tintes son de índole plutoniana.

Un planeta retrógrado, pues, es siempre un indicio de la necesidad de revisar la energía interiorizadora del planeta. Señala que en una vida anterior esta persona ha utilizado la influencia del planeta con fines personales y que en el momento actual le está vedada toda posibilidad de volver a caer en ese error.

Es como si un alumno repitiese curso con objeto de perfeccionar una asignatura sin la que no podría acceder al nivel superior. Esto le exigirá un esfuerzo mayor que el que realizaría otro alumno con más talento o más aplicado.

No hay que sufrir pasivamente los efectos de los planetas retrógrados, sino reorientarlos. El tema natal señalará la manera en que el individuo podrá llevar a cabo esta mutación. Las mayores posibilidades, las soluciones a los bloqueos, estarán indicadas por los trígonos o sextiles recibidos por el planeta retrógrado, y las casas en que dichos aspectos caigan nos indicarán en qué sectores específicos de la vida se experimentará esa mutación energética.

De acuerdo con la naturaleza energética del planeta, con su significación en todos los niveles evolutivos del ser y con la casa correspondiente, existirán divergencias en cada caso. Es imposible detallar aquí todas las vivencias que pueden presentarse. Pero si el astrólogo se orienta hacia el porqué de las retrogradaciones y no se limita simplemente a constatarlas, el sentido del tema le aportará los indicios necesarios. Es cosa suya tener la fuerza creativa psicológica y el conocimiento humano suficientes para deducir los diversos argumentos posibles.

Al analizar las retrogradaciones, habrá que distinguir muy bien aquellos aspectos armónicos recibidos por los planetas retrógrados que representen tendencias no perjudiciales o deseos formulados durante pasadas existencias que han encontrado una continuidad en la vida actual. Ciertos astrólogos ven en estos aspectos una especie de amortización de un comportamiento dañino para uno mismo y para los demás, un comportamiento que no ha llegado a anclarse verdaderamente en la personalidad y que puede corregirse con facilidad en la vida actual. Podría decirse que el sujeto está examinándose y que tiene buenas posibilidades de pasar al curso superior.

Por el contrario, los planetas retrógrados afectados por cuadraturas, quincuncios y sesquicuadraturas, señalan la repetición de varias vidas de idénticos fallos en el comportamiento social, afectivo, intelectual, psíquico o espiritual, los cuales están provocando un bloqueo bastante perjudicial en la vida cotidiana de la persona. Por considerarse obstinadamente a sí mismo como el centro del mundo, por no priorizar otros valores que los suyos propios, por su desprecio de los demás y de las leyes humanas y cósmicas, este individuo se ha puesto a sí mismo fuera de juego. En la actualidad está pagando la justa deuda que han producido sus errores, sufriendo el efecto de retorno de sus actos y pensamientos.

¿Podemos concluir que esta persona está condenada? No hay ninguna evidencia. Algunos astrólogos piensan que cuanto más fuerte es la coerción que se ejerza sobre ella, mayor será la oportunidad de redención. Este fenómeno es bien conocido por la astrología occidental. Una carta marcada por trígonos, sextiles y con pocos aspectos disonantes, tiende a producir un individuo afortunado, satisfecho de sí mismo y de los demás, y por ello mismo relativamente inactivo en el plano de la evolución personal y social. En cambio, una carta poblada de cuadraturas, especialmente si se dan entre planetas lentos y rápidos, provoca bloqueos tan intensos que la persona carece de la oportunidad de comprender las causas de sus errores y de las dificultades que la asaltan repetidamente. Un tema natal que posea un equilibrio entre cuadraturas altamente disonantes y trígonos y sextiles niveladores, dará personalidades activas, valerosas, que encuentran en sí mismas los recursos psicológicos necesarios para enfrentar la adversidad.

Una de las cuestiones más frecuentes que plantea la retrogradación consiste en saber si una persona, en su existencia actual, podría llegar a beneficiarse de la disminución o del cese de los efectos de los planetas retrógrados.

Cabe pensar que la acción de un planeta retrógrado se ejerce durante todo el tiempo que éste marcha en dirección contraria al Sol. En tal caso, las efemérides mostrarán, mediante el juego de las progresiones (cada día posterior al nacimiento equivale a un año de vida), el año en el cual el planeta retomaría su acción directa, favoreciendo la exteriorización de su energía. De esta manera, ciertas personas nacidas al iniciarse una retrogradación de un planeta cualquiera, se verían marcadas de por vida por este fenómeno, mientras que otras sufrirían el impacto de la retrogradación durante veinte o treinta años antes de liberarse del imperativo engendrado por el planeta en cuestión. El conocimiento de la fecha en que cesará la retrogradación es importante, evidentemente, porque cabe suponer que en ese momento la persona habrá alcanzado el objetivo implícito en la misma. Pero nos equivocaríamos al considerar que el individuo, entonces, tendría libertad para utilizar la influencia del planeta como si nunca hubiera estado retrógrado.

Nos equivocaríamos igualmente al pensar que una retrogradación duradera equivale a un encarcelamiento de por vida de la energía del planeta. El ser que ha nacido con la obligación de introvertir la energía de un planeta, ha de efectuar un trabajo importante en el plano psíquico, y ese trabajo dará sus frutos en cualquier caso. Un sujeto habituado a vivir en un clima particular de introspección, de desapego, de sabiduría más o menos forzada, no abandonará este comportamiento porque la retrogradación desaparezca. Los planetas retrógrados cambian algo en el ser de forma profunda, duradera y definitiva. El aprendizaje, forzoso a veces, tendrá continuidad en una disciplina que se habrá tornado voluntaria, y aún más si el individuo ha comprendido que la utilización de la influencia del planeta como energía vital es fuente de alegría, mientras que su perversión lo es de dificultades y desequilibrios.

Así, uno se libera de la acción coercitiva de la retrogradación cuando comprende su significado espiritual. Cuando la personalidad ha sido profundamente marcada por la experiencia vivida, integrándola y aceptándola. Nuevos patrones de comportamiento, nuevas orientaciones mentales, nuevos modos de relacionarse han sido adquiridos, y el ser “liberado” apenas si piensa en sacar partido de esta libertad. Unicamente quien experimenta la retrogradación como una prisión desea abandonarla, y por ello mismo tiene todas las posibilidades de permanecer en ella. Uno no se libera de la retrogradación, sino que se transforma cuando los viejos hábitos han sido abolidos.

martes, 19 de abril de 2011

Cambio de Creencias



El siguiente es un texto de Eric Rolf, perteneciente al libro "La Medicina del Alma".


Para la mayoría de nosotros cambiar drásticamente nuestro sistema de creencias o alguna creencia conflictiva parece requerir largos períodos de tiempo, un gran número de intensas experiencias dolorosas reviviendo el pasado o años de terapia profunda y difícil.

Esto también no es más que otra creencia. Puedes cambiar tus creencias por elección o compromiso, o puedes cambiarlas tan rápido como te cambias de ropa. La forma más rápida y efectiva de cambiar una creencia es, sencillamente, darte cuenta de que estabas equivocado, darte cuenta de que aquello no era o no funcionaba como tú lo sentías, creías o veías.

Hay muchos métodos para cambiar creencias. Normalmente, una creencia se sustituye por otra menos limitante.

El proceso de cambio profundo es básicamente sencillo de comprensión, pero no siempre fácil. Muchas veces uno no está dispuesto a soltar una creencia porque cree que pierde algo de valor con ella, así que un paso previo es recoger y poner a salvo aquello que tenga valor para la persona y que la creencia intenta proteger.

Todo cambio implica un desafío, una dificultad. Todos tenemos opiniones que cambiamos drásticamente, quizás de la noche a la mañana. Nuestras experiencias diarias producen cambios en la percepción que tenemos sobre nosotros mismos o sobre nuestras vidas. Hay personas que pueden tardar varios años en cambiar estas mismas creencias u opiniones o no cambiarlas nunca. Lo cierto es que cada cual crea su propia realidad, física y espiritualmente, según sus creencias y el poder que les da en su vida. Las creencias crean la realidad, en un punto donde creer y crear es lo mismo. El punto es “yo creo”.

El cambio de creencias tiene un aspecto de poder: uno puede cambiar lo que está creando a través de sus creencias. Este poder viene de la aceptación del presente y, como parte de éste, se empieza aceptando la creencia actual.

Cuando una creencia más amplia ha reemplazado a una más limitante, a veces uno reacciona automáticamente de forma diferente ante la misma circunstancia y otras no es tan rápido. Hay veces que cuando se presenta una circunstancia similar que antes disparaba la vieja creencia, hay un instante de confusión entre ésta y la nueva. En esos momentos uno tiene la oportunidad de actuar de forma diferente y asentar su nueva creencia hasta que se acostumbra a funcionar de la nueva manera. Para ello es necesario que uno viva toda su vida, a todos los niveles posibles, como si así fuera. Si actuar de acuerdo con la nueva creencia representa un gran desafío, se puede empezar por actos simbólicos: se puede escoger un símbolo que representa la creencia que desaparece y en su lugar se coloca otro símbolo que representa la creencia nueva.

Eso es sólo una forma de empezar; con ese primer paso, la vida te va a traer oportunidades para que actúes de la nueva manera y, a través de actuar de esa manera, tu nueva creencia va tomando realidad.

El proceso siempre empieza en el presente, que es nuestro punto de poder. En el presente elegimos, creamos el futuro y también cambiamos el pasado. No podemos cambiar los hechos, pero sí nuestra opinión sobre ellos, y esto tiene un valor infinitamente mayor que cambiar los hechos, ya que éstos tienen más realidad como metáforas que como hechos en sí. Los hechos ya no están ahí, quizá ya no importan a nadie y tú seas el único que les das importancia; eso no te ayuda. Quizá ya puedes soltarlos y dejar que se vayan porque en realidad no están ahí; pertenecen al pasado y éste no existe por sí mismo, eres tú quien les da la realidad.

jueves, 7 de abril de 2011

El sentido de lo que hemos vivido



Hoy les dejo un texto de Eric Rolf para reflexionar:


"Hay cosas que has vivido a las que todavía no has encontrado un sentido; quizás todavía te estás preguntando por qué tuvo que pasarte a tí algo así. El por qué no es importante; si quieres preguntarte algo, que sea ¿para qué? Observa las cosas que te han pasado y de las que no has comprendido su significado; escúchalo ahora, tu cuerpo las mantiene vivas para que recibas el mensaje; descubre cómo todas y cada una de tus experiencias, tanto las que has etiquetado de buenas como de malas, te estaban apoyando a otro nivel, a un nivel más amplio.

Una forma práctica de darle sentido a tu vida es ir descubriendo cómo una a una todas las cosas que te han ocurrido se relacionan inspiradas en un propósito más elevado, dándote cuenta de que tienen sentido, viendo cómo encajan perfectamente en un contexto más amplio."




viernes, 1 de abril de 2011

Plutón

Hoy quiero compartir con ustedes un excelente poema que pertenece al blog Poesía de Noche


Transmutar,
la órbita inusual,
la muerte después de la misma muerte,
pervertirse,
y purgarse a través del dolor,
para sacarse al yo sumergido
y corroerse entre los deshechos y las ruinas,
esperar la ascensión imprevista,
para resurgir volcando en el deseo
de la persecución aguda de evolución
y trascender,
la infección y el placer,
la vida después de la misma vida,
que al destruirse, resucita,
pasar de la Serpiente al Fénix,
del despojo humillante a la redención
que emerge de la motivación oculta,
la necesidad inevitable
de fusionar los opuestos,
para regir el vacío y el sexo,
la ambición creativa de explorarse las entrañas.
Transmutar,
la obsesión contaminada,
de la misma vida después de la muerte,
desintegrarse,
y sanarse la psique
para saldar las deudas del karma,
transformarse en amalgama perfecta
de riqueza y poder indistinto,
así, resignarse al fin, al ciclo eterno
de la repetición dramática,
y permanecer…