domingo, 29 de agosto de 2010

Acerca de los Arquetipos

Texto perteneciente al libro "La Astrología y la Psique Moderna", de  Dane Rudhyar. De excelente claridad para comprender el concepto de "arquetipo" aplicado a la Astrología y a la interpretación de la carta natal.


Jung emplea constantemente el término “arquetipo”, y el modo en que lo define es de gran significación para el astrólogo que procura evaluar el significado psicológico apropiado de una carta natal, un “arquetipo” de un género especial.


En la filosofía de Jung, los arquetipos son puntos focales o campos de fuerza en el inconciente colectivo; o sea, son imágenes que determinan y controlan las actividades más fundamentales de lo que hemos llamado “humanidad común del hombre”. Expresan las respuestas más primordiales y más comunes de todos los seres humanos a unas pocas situaciones básicas; y aparecen como imágenes simbólicas en nuestros sueños, lo mismo que en todos los mitos o concepciones religiosas. Estas imágenes religiosas tienen enorme poder. Pueden dominar en vastas colectividades, teniendo como resultado la conversión religiosa o conduciendo a crímenes racionalmente inexplicables. Tienen tanto un lado oscuro como uno luminoso.

Cuando quien sueña lo hace sobre una misteriosa figura maternal dotada de atributos cósmicos o cuando el pintor inspirado pinta semejante figura, la imagen que se suscita no es realmente la creación del que sueña o del artista, como individuo. La imagen ya está latente en su inconciente, como el modelo de hoja de roble está latente en la bellota. Así, el arquetipo tiene un género de ser objetivo en un reino inconciente de potencialidad.

Ciertamente, Jung aclara que “el inconciente es la madre de la conciencia”. Los ocultistas también han hablado, en gran medida con el mismo significado, del reino de la “luz astral” que es creadora en sus aspectos superiores, y refleja en sus regiones inferiores. También han usado las expresiones “Anima Mundi” (el Alma del Mundo) y las “Vírgenes de la Luz”, relacionando estas últimas con los signos del Zodíaco considerados como expresiones simbólicas de las grandes “Jerarquías Creadoras”, que son las constructoras del universo y del hombre genérico. Estas Jerarquías se ven como mediadoras colectivas, o Huestes espirituales, a través de las cuales opera el Anima Mundi; Jung habla también de los arquetipos del inconciente como “órganos del alma”.

Sin embargo, estos “órganos del alma” son concentrados de la experiencia común de miríadas de generaciones de seres humanos. Son inherentes al género humano como los instintos son inherentes a los animales, lo mismo que a los hombres. Los instintos y los arquetipos son de la misma naturaleza. Y, si se entiende esto, también vemos cómo, en las cosmologías esotéricas o “gnósticas”, a las antedichas Huestes creadoras se las considera como concentrados de la experiencia espiritual de vastas colectividades de seres que vivieron a través de universos o sistemas solares anteriores y alcanzaron la inmortalidad en ellos.

El significado simbólico del mapa natal de un individuo, levantado para el momento y el lugar exactos del nacimiento, en realidad y en lo que concierne a su valor psicológico, es un arquetipo en su inconciente. Tal vez sea el más potente de los arquetipos, cuando se lo saque a la luz de la conciencia, en la medida en que pueda determinar la conducta íntegra del individuo, su actitud íntegra referida a acontecimientos futuros y su destino como un todo. El mapa natal es un símbolo de poder extraordinario, y este símbolo, porque se basa en la experiencia primordial de la humanidad respecto al cielo –una realización prodigiosa de orden trascendente en medio de una vida de caos terrestre-, abre la puerta a la capacidad del hombre “para encontrar su lugar en la gran corriente de la vida” en términos de un modelo arquetípico de orden.

El primer punto que hay que subrayar es que la principal función de la astrología, considerada en el sentido psicológico, es ayudar (en las palabras de Jung) “a reconocer al propio yo por lo que uno ES por naturaleza, en contraste con lo que a uno le gustaría ser”. El mapa natal, considerado como un símbolo de la participación radical del individuo en el proceso universal, puede revelarle al individuo lo que éste es por naturaleza, y de esta manera lo que podrá lograr, si vive de acuerdo con esta “ley” de su ser individual. Empero, el mapa natal se ocupa de relaciones simbólicas, de fórmulas de acción recíproca funcional, todo lo cual deberá interpretarse, como deben interpretarse los sueños, y si han de tornarse psicológicamente significativos y eficaces.

Y como un sueño, el mapa natal podrá interpretarse de muchos modos. Podrá verse como un todo dinámico y creador, un desafío a la integración, o como un conjunto de trozos fragmentarios de información sobre las preocupaciones más comunes del género humano (riqueza, hogar, asuntos amorosos, salud, matrimonio, negocios, logros, etc.).

La práctica corriente y tradicional de la astrología se ocupa de esto último. Por regla general, el astrólogo busca información concerniente a acontecimientos, pasados o futuros, o el conocimiento de características inconexas del temperamento personal de su cliente. Entonces, la astrología no tiene un propósito psicológicamente integrador, en gran medida, porque el cliente o el mismo astrólogo no espera tener semejante propósito. En la actualidad, la mayoría de la gente enfoca la astrología del mismo modo que por lo general enfoca el tema de los sueños, de una manera desorganizada, desmañada, fragmentaria y, por lo tanto, malsana.

Quienquiera espere que los símbolos de los sueños o los mapas astrológicos le conduzcan hacia una personalidad más plena, más abarcante, más conciente y más madura, deberá asumir una actitud mucho más seria y responsable. Debería comprender que, si bien el contacto con el arquetipo del inconciente y con las pautas celestiales del momento del nacimiento puede llevar al individuo a un estado rico y sereno de realización personal, tal contacto también podrá acarrear horribles resultados psicológicos.

El mapa natal es en verdad muy diferente de una mera tabulación científica de factores. Una vez que se lo estudia y se le da vital atención, el mapa natal empieza a actuar como UN PODER DINÁMICO DENTRO DEL INCONCIENTE. “Hace cosas” para el astrólogo. Fuerza tendencias dentro de la conciencia (y así produce acontecimientos) que de otro modo podrían haber quedado latentes y ocultos. Quienquiera crea en el significado del horóscopo y en la validez de la interpretación que le dé (él mismo o un astrólogo profesional) no es más la misma persona. SE ALTERÓ LA ORIENTACIÓN HACIA EL INCONCIENTE, aunque sea levemente. No comprender esto es cortejar un peligro real, pues la orientación de una persona hacia su inconciente es el factor más dinámico de su personalidad.

El proceso de integración de la personalidad está realmente siempre lleno de peligros psicológicos reales. Nadie reconoció esto con más claridad que Jung y expresó claramente que nadie podría triunfar jamás plenamente en este proceso a menos que, desde dentro, lo compela una “vocación” verdadera, una necesidad interior. ¡Cómo deberían los astrólogos comprender también este hecho!

domingo, 15 de agosto de 2010

El Desarrollo de la Personalidad

En su libro “La Astrología y la Psique moderna”, Dane Rudhyar cita una serie de pasajes significativos pertenecientes a declaraciones efectuadas por Carl G. Jung con relación al desarrollo de la personalidad, que forman parte del último capítulo de su libro The Integration of the Personality -obra que se ocupa en gran medida de la correspondencia entre las ideas alquímicas y psicológicas-. Veamos qué dice:


“Quien no la tenga, no podrá educar a la personalidad. Y no será el niño, sino sólo el adulto quien podrá alcanzar a la personalidad como el fruto maduro de una realización de la vida que se dirige a este fin. El logro de la personalidad significa nada menos que el mejor desarrollo posible de todo lo que yace en un solo ser particular. Es imposible prever qué infinita cantidad de condiciones deberán satisfacerse para llevar a cabo esto. Se necesita la extensión total de una vida humana en todos sus aspectos biológicos, sociales y espirituales. La personalidad es la realización suprema de la distintividad innata del ser vivo particular.

 
La personalidad es un acto de máxima valentía frente a la vida, y significa la afirmación incondicional de todo lo que constituye al individuo, la adaptación más lograda a las condiciones universales de la existencia humana, con la máxima libertad posible de decisión personal. Educar a alguien en esto me parece que no es una minucia. Con seguridad, es la tarea más pesada que se ha impuesto el mundo espiritual de hoy. Y, en realidad, es una tarea peligrosa.

 
Nadie desarrolla su personalidad porque alguien le dijo que le sería útil o aconsejable hacerlo… Nada se modifica sin necesidad, y la personalidad humana menos que todo. Es inmensamente conservadora, para no decir inerte. Sólo la necesidad más aguda es capaz de despertarla (…) El desarrollo de la personalidad desde su estado germinal hasta la conciencia plena es, a un tiempo, carisma y maldición. Su primer resultado es la consciente e inevitable separación del ser único respecto del rebaño indiferenciado e inconciente. Esto significa aislamiento, y para esto no hay un vocablo más consolador. (…) Significa también fidelidad a la ley del propio ser (…) la personalidad jamás podrá desarrollarse a menos que el individuo escoja concientemente su propio camino y con decisión conciente, moral (…) La personalidad verdadera tiene siempre vocación y cree en ella, tiene fidelidad a ella como a Dios, a pesar del hecho que, como diría el hombre corriente, es sólo un sentimiento de vocación individual. Pero esta vocación actúa como una ley de Dios de la que no hay escape. El hecho de que muchos marchen hacia su ruina por propio capricho nada significa para quien tiene vocación.

 
TENER VOCACION significa, en el sentido original, QUE UNA VOZ SE DIRIJA A UNO. (…) No son pocos aquellos a quienes les ocurre que, hasta en este inconciente estado social, la voz individual los convoca, tras lo cual se diferencian al punto de los demás y se sienten confrontados por un problema que los demás ignoran. (…) Esa voz interior es la de una vida más plena, de una conciencia más vasta, más abarcante. He ahí por qué, en mitología, el nacimiento del héroe o el renacimiento simbólico coincide con la aurora: el desarrollo de la personalidad es sinónimo de acrecentamiento del conocimiento.

 
En la medida en que todo individuo tiene su propia ley innata de vida, es teóricamente posible para todo hombre seguir esta ley antes que todos los demás y llegar a ser una personalidad, o sea, lograr la plenitud. (…) Sólo llega a ser una personalidad el hombre que es capaz CONCIENTEMENTE de afirmar el poder de la vocación que lo confronta desde dentro; quien sucumbe ante ella, cae presa de la ciega corriente de los acontecimientos y es destruído.

 
En la medida en que un hombre es infiel a su propia ley y no se pone a la altura de la personalidad, erró el significado de su vida. Por fortuna, en su bondad y paciencia, la Naturaleza jamás formuló la pregunta fatal sobre el significado de sus vidas en boca de la mayoría de la gente. Y donde nadie pregunta, nadie necesita contestar.”



“El miedo que la mayoría de los seres humanos naturales sienten ante la voz interior [la que establece la propia vocación y conduce al proceso de la educación psicológica] no es tan pueril como podría suponerse. (…) Lo que la voz interior nos acerca es, por lo general, algo que no es bueno sino malo. Esto debe ser así, primero de todo, por la razón de que, generalmente, no somos tan inconcientes de nuestras virtudes como de nuestros vicios, y luego porque sufrimos menos de lo bueno que de lo malo.

 
El carácter de la voz interior es *luciferino* en el sentido más adecuado e inequívoco del vocablo, y es por ello que pone a un hombre frente a frente con decisiones morales finales, sin las cuales jamás podría alcanzar la conciencia y convertirse en una personalidad. De modo inexplicabilísimo, lo ínfimo y lo excelso, lo mejor y lo más atroz, lo más verdadero y lo más falso se entremezclan en la voz interior, que de esta manera abre un abismo de confusión, engaño y desesperación.”

 
Sigue diciendo Dane Rudhyar:

¿Por qué estas advertencias? Porque en el proceso del despertar que sigue al contacto con un gurú verdadero, en la primera consulta con un psicoanalista o en el darse uno mismo a la “voz interior”, todas las energías oscuras del inconciente tienden a liberarse. Todo –bueno o malo- se estimula cuando tratamos de llegar a una conciencia más plena. Y, puesto que habitualmente nos las ingeniamos muy bien para ignorar los recuerdos de los fracasos o tal vez los pensamientos o acciones malos dentro de nuestra personalidad total (empujándolos de vuelta dentro de nuestro inconciente), por lo común son los primeros en hacerse patentes. Esto puede conducir a una sensación de pánico, incluso a la confrontación con el horrible “Habitante del Umbral” descripto vívidamente en el Zanoni de Bulwer Lytton. ¡Pero ay de quien retroceda horrorizado y trate de invertir el proceso de crecimiento! Ningún hombre puede seguramente “des-educarse”. Una vez que se abrió deliberadamente la puerte del inconciente, una vez que se contestó a la llamada de la “vocación” interior, el único camino está adelante.

Este no es asunto de los psicólogos únicamente. En realidad, es hora de que los astrólogos comprendan que ellos también, concientemente o no, se ocupan de energías vitales y poderes inconcientes CUANDO CADA UNO EMPIEZA A ENFRENTAR SU PROPIA VIDA EN LOS TERMINOS DEL MAPA NATAL; y, de modo parecido, cuando asumen la responsabilidad de dar consejo psicológico a otras personas –clientes o amigos-.

 
Desde el punto de vista junguiano, el mapa natal puede considerarse un “arquetipo del inconciente”. Es un registro visible de la voz interior, de lo que Dios nos elaboró como esquema de lo que podríamos (o sea, deberíamos) llegar a ser. Considerar entusiastamente este esquema – este Nombre simbólico de nuestra personalidad realizada- darle una importancia determinante en nuestra vida cotidiana; conocernos como una incorporación concreta de su armonía estructural, esto constituye en realidad un paso muy serio, muy vital, e irreversible.

 
Dando este paso, nos precipitamos sobre nosotros mismos como sombras individuales, lo mismo que como luz. Cuanto se indica en nuestro mapa natal, se recalca más vigorosamente que antes en nuestra vida real. Sufrimos más. Experimentamos estratos más profundos de nosotros mismos. Afrontamos el miedo de un modo nuevo. Llegamos a ser más lo que potencialmente somos en todas direcciones. Esto no debe olvidarlo jamás nadie que procure recorrer el camino astrológico (o el psicológico) de la educación de la personalidad. Hacerlo sin estar dispuesto o siquiera conciente de lo que está en juego es cortejar la posibilidad de una catástrofe interior, al igual que de un fracaso externo.

 

Como Jung empleaba este término, PERSONALIDAD significa “realización, totalidad, vocación realizada, comienzo y fin y conocimiento completo del significado de la existencia innata en las cosas”. Y comprender este innato “significado de la existencia” exige que seamos objetivos con ella.

 
Ser objetivos hacia las cosas que uno gusta y hacia el propio ego implica un proceso de SEPARACION que, a su vez, exige (casi inevitablemente) sufrimiento y la experiencia del mal o la contradicción.

En sus primerísimas manifestaciones, lo “mejor” asume a menudo la apariencia del mal, porque se lo saca de la perspectiva correcta y su ocurrencia lo desvía dentro de una inadecuada estructura de referencia. Esto produce miedo en las mentes y almas atadas todavía a esta estructura de referencia actualmente obsoleta; reaccionan violenta e insensatamente, dando así a las primeras manifestaciones vacilantes e iniciales de lo nuevo el carácter del mal. En realidad, la naturaleza mala de todo nuevo desarrollo de la vida coherente con el crecimiento humano es una expresión de la resistencia y los miedos de esas fuerzas (en la sociedad o el individuo) cuya posición privilegiada depende de la preservación del viejo orden.

 
En astrología esta resistencia y esta lucha necesaria para vencerla son representadas por las cuadraturas planetarias. Una cuadratura entre dos planetas ocurre a mitad de camino entre la conjunción y la oposición de estos mismos planetas. Generalizando los nombres asociados con las fases de la Luna (o sea, los aspectos entre el Sol y la Luna), puede decirse que el tipo del “primer cuarto” de cuadratura (de la conjunción a la oposición) representa un rechazo del ego y la voluntad de ajustarse a los resultados inevitables del nuevo comienzo evolutivo que ocurrió cuando los dos planetas estaban en conjunción. Por el otro lado, el tipo del “último cuarto” de cuadratura (después de la oposición) representa el rechazo de la mente conciente a dejarse fecundar por la nueva visión que ocurrió durante la oposición (el tipo de “Luna llena” de la iluminación). Estos rechazos alcanzan su apogeo para el tiempo de los aspectos en cuadratura, y este clima libera una Sombra, cuando el pasado a la sazón cristalizado bloquea contumazmente a la nueva voluntad o a la nueva luz, gesticulando contra el triunfo inevitable (aunque, por desgracia, a menudo trágicamente demorado) del Poder creador en el individuo o en la sociedad. El único modo de disipar esta Sombra y el miedo que ésta inspira es absorber y asimilar el Poder creativo que es la Luz. Esto es “teosíntesis”, un proceso que es el centro vital de toda autoeducación real de la personalidad; que transmuta el miedo en fe, los soplos de tragedia en bendiciones de Gracia que fluye desde el corazón de los seres divinos en quienes la compasión y la omniabarcancia se convirtieron en la Ley irrevocable de su naturaleza.

domingo, 1 de agosto de 2010

El Alma



He compaginado el siguiente texto con información extraída de diferentes capítulos del libro “El Alma, la Cualidad de la Vida”, de Alice Bailey. En él se mencionan las características del alma. Me pareció interesante integrarlo a mi blog porque, con frecuencia, utilizamos la palabra “alma”, muchas veces sin tener una clara idea sobre su significado. Asimismo, creo que puede aportar elementos para ayudarnos a reconocer en qué punto del contacto con nuestra alma estamos.



Quienes responden al alma poseen cualidades de idealismo, servicio grupal y sacrificio mientras que quienes aún no están centrados en el alma muestran características de dominio, ambición, orgullo y falta de amor al todo, aunque aman frecuentemente a quienes les son necesarios para sí mismos y su comodidad.

Las características del alma:

Posee flexibilidad en la adaptación pero es indesviable en su objetivo.
Inclusividad.
Amor y voluntad al bien.
Alegría y gozo.
Participación o la capacidad de compartir.
Soledad, entendida como la capacidad del individuo para sostenerse solo, mediante la construcción de una estructura sólida de autososten emocional, que no implica desconexión ni aislamiento.
Indiferencia espiritual, entendida como “un rechazo activo, sin concentrase en aquello que es rechazado” y ejercida mediante el uso conciente de la actitud de “no me importa” -actitud que no debe ser confundida con el mecanismo de defensa de la negación por cuanto es ejercida en forma conciente y que ayuda a evitar que las cuestiones concretas cotidianas se conviertan en una limitación-.
Impersonalidad.
Desapego.
Libertad.
Serenidad.
Calma interna.
Perfecto equilibrio, que consiste en superar los desórdenes emocionales liberándose de toda reacción emocional.
Responsabilidad, considerada desde el punto de vista esotérico como la primera y sobresaliente característica del alma.
Sabiduría, que es la captación intuitiva de la verdad, independientemente de la facultad razonadora y la innata percepción, capaz de diferenciar lo falso de lo verdadero o lo real de lo irreal.
Comprensión, considerada como la facultad del alma que le permite apropiarse del conocimiento como base de la sabiduría adaptándolo a la vida en el plano concreto.
Intuición, que es la capacidad de captar comprensivamente el principio de universalidad, es decir, perder el sentido de separatividad.

Para finalizar, he aquí una serie de términos sinónimos con los que se suele hacer referencia al alma:

Alma; Ego (con E mayúscula es un término que pertenece al ámbito de la Teosofía, a diferencia de ego con "e" minúscula, término que pertenece al ámbito de la Psicología); Yo; Yo Uno; Yo superior; Yo Espiritual; el Uno; el Regidor Interno; el Dios Interno; la Realidad Interna; el Divino Regente Interno; el Sol Espiritual Interno; el Morador Divino; el Maestro en el Corazón; la Llama Viviente; el Cristo Interno; el Principio Crístico; la Individualidad; la Realidad Divina; el Hombre Real; el Pensador; el Pensador Espiritual; el Angel Solar; el Angel; el Angel de la Presencia; la Joya; el Hijo del Padre; la Llama del Espíritu; el Punto de Desarrollo; los Agnishvattas; el Hijo de la Mente; el Principio Mediador; el Triángulo; el Director; la Unidad Expectante; el Observador; el Espectador; el Percibidor Divino; el Contemplador; el Vigía; el Intérprete.