domingo, 26 de mayo de 2013

La Misión del Alma (Nodos Lunares)


Fragmento del libro “La Misión de tu Alma”, de Evan St. Lifer y Linda Brady. Extraído de la segunda parte: Viaje a la misión de tu alma

DE LA PERSONA QUE ERES A LA PERSONA QUE QUIERES SER

Tener un conocimiento básico y práctico de nuestra alma y nuestra personalidad, y ser concientes de su voluntad dinámica espiritual, nos ayuda a alinearlas de tal modo que podamos experimentar la sensación de estar viviendo la misión de nuestra alma. Se accede a la personalidad mediante el intelecto, las sensaciones y los sentimientos. Al alma, en cambio, se accede mediante la intuición.

Dice Gary Zukav, en “El lugar del alma”: Cuando la personalidad está plenamente al servicio de la energía del alma, estamos ante una auténtica cesión de poder. Este es el objetivo del proceso de evolución y nuestra razón de ser. Cada experiencia que tenemos y tendremos en la Tierra fomenta la alineación de la personalidad con el alma.

Cuando nuestra alma y nuestra personalidad estén alineadas, podremos finalmente dedicarnos a nuestra misión del alma, la tarea de nuestra vida. Experimentaremos un nivel sin parangón de satisfacción y finalidad que desembocará en una paz interior esencial. En “El lugar del alma”, Zukav analiza la relación entre la personalidad y el alma: Cuando una personalidad alcanza su pleno equilibrio, no podemos ver dónde termina la personalidad y comienza el alma. Estamos ante un ser humano íntegro.

La misión del alma es siempre aquello que, según nosotros mismos, no podemos hacer. Es nuestro camino de crecimiento, la finalidad singular y distintiva que representa nuestra realización. La misión del alma se convierte en un viaje hacia nuestro potencial máximo para transformarnos en algo que nunca hemos sido; es algo diametralmente opuesto a nuestra zona de comodidad.

LOS NODOS LUNARES

El proceso de los nodos norte y sur es básico para aprender y vivir la misión del alma. Por medio de los nodos norte y sur salen a la luz palabras y símbolos que serán utilizados para salvar la distancia que media entre las vidas pasadas y la vida presente. No es necesario creer en la reencarnación ni en la existencia de vidas anteriores para beneficiarse de este proceso, pero si se cree que la vida tiene algún propósito y sentido, resultará más fácil captar el significado de este concepto.

Los nodos son puntos del cielo donde la Luna intercepta la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Los nodos norte y sur están, en consecuencia representados por dos signos del zodíaco que se oponen diametralmente entre sí en el cosmos. Si el nodo norte está en Cancer, el nodo sur estará en Capricornio, y así sucesivamente.

El nodo sur, al que denominaremos Pauta Anímica, encarna al tipo de persona que se es cuando se muestran los viejos y previsibles hábitos y comportamientos. Representa los pensamientos, sentimientos y creencias más familiares. Este nodo indica las vidas pasadas que se necesita recordar, las deudas kármicas que hay que pagar y las relaciones que apoyarán la propia visión. (Una deuda kármica es una cuestión sin resolver que arrastramos de una vida anterior). El nodo sur muestra nuestras “asignaturas pendientes”, problemas sin resolver que nos provocan frustración y sufrimiento en esta vida.

Martin Schulman, autor de la serie de libros titulada “Astrología Kármica”, describe la Pauta Anímica (el nodo sur) como:  […] simbólica del pasado del hombre. [El nodo sur] no simboliza una encarnación, sino [más bien] una combinación de los acontecimientos, ideas, actitudes y pensamientos de cada encarnación, cuyos efectos irresueltos acumulados han creado la vida actual. Para algunos el nodo sur puede ser limitador, mientras que para aquellos que tienen unos cimientos en el pasado sólidos y amplios, puede ser simplemente el factor que conduce la vida actual hacia su cumplimiento y su realización.

Hay que evolucionar, hay que dejar atrás los hábitos y tendencias confirmados por la Pauta Anímica para alcanzar las posibilidades señaladas por el nodo norte, al que denominaremos Potencial Anímico. En términos más sencillos, podríamos decir que la Pauta Anímica representa nuestro pasado, mientras que el Potencial Anímico es nuestro futuro, la misión del alma.

Cada uno de nosotros lleva ciertas tendencias y cuestiones específicas de una vida a la siguiente por la simple razón de que están sin resolver. Una vez aprendidas las lecciones que el alma necesita aprender, no tendremos por qué arrastrar ese “equipaje kármico” a la siguiente encarnación.  El Potencial Anímico ofrece un mapa de carreteras lleno de palabras y conceptos que ayudarán a comprender quiénes necesitamos ser para realizar la misión del alma. El Potencial Anímico podría definirse básicamente como “lo que más miedo nos da”, aquello que pone al descubierto sentimientos de inseguridad o miedo porque intenta introducirnos en un terreno nuevo y desconocido. Todos nos vemos atraídos hacia nuestro Potencial Anímico, tal como una mariposa nocturna se ve atraída hacia la luz, y sin embargo, al mismo tiempo, nos aterroriza acercarnos a él.

Una vez aceptado, el Potencial Anímico proporciona un camino claro hacia una vida de profundo gozo, llena de sentido y coherencia. Schulman define el Potencial Anímico (nodo norte) como:  […] el símbolo del futuro, una nueva experiencia aún no probada. Para la persona, este es el nuevo ciclo que anhela, y conlleva todas las aprensiones a lo desconocido y las experiencias nunca probadas. No obstante, esta posición nodal tiene un encanto magnético y extraño, pues empuja al alma hacia su futuro crecimiento. […] Simboliza el ámbito más elevado de expresión que alcanzaremos en la vida actual, y por lo tanto debe interpretarse como el conjunto de las cualidades superiores del signo y la casa en que está emplazado.

La mejor manera de comenzar a aprender cosas acerca del viaje del alma es conocer nuestra Pauta Anímica. Al igual que nuestro signo solar, el signo de nuestra Pauta Anímica está determinado por la fecha de nacimiento, y proporciona información relativa a nuestras vidas pasadas al tiempo que enseña cómo hemos manifestado en esta vida ciertas tendencias de nuestra vida anterior. Por el contrario, el Potencial Anímico representa la misión del alma y simboliza el futuro. Proporciona una comprensión consciente de aquellas cuestiones de nuestra vida que hasta ahora han permanecido latentes. Al enfrentarnos a algunas cuestiones vitales por medio de la Pauta Anímica, y eliminando los hábitos y comportamientos negativos que han impedido perseguir nuestros sueños y objetivos, podemos concentrarnos en el camino que conduce al Potencial Anímico, para así vivir la clase de vida que es el objetivo del alma.

POR QUÉ ES ESPIRITUALMENTE TERAPEUTICO ABANDONAR VIEJOS HABITOS

“Adquirir un hábito es empezar a dejar de ser”. Miguel de Unamuno

Nuestra alma se encuentra en un camino de crecimiento perpetuo. Por eso necesita que evolucionemos hacia un orden superior y aprendamos lecciones de un modo acumulativo, de una vida a la siguiente. Nuestra alma desea que vivamos nuevas experiencias. Permanecer estancados en una Pauta Anímica vieja y conocida nos impide evolucionar. Nuestras circunstancias vitales pueden parecernos familiares en este momento, pero nuestra Pauta Anímica finalmente nos sacará de ahí creando una experiencia desagradable o una sacudida en nuestra vida.

Cuando estamos satisfechos con las cosas tal como son, la mayoría de nosotros no hacemos cambios radicales en nuestra vida. Sólo cambiamos si tenemos que enfrentarnos a un problema, sobre todo si este problema nos lo hemos creado nosotros mismos por medio de nuestra Pauta Anímica. En algún momento de nuestra vida, nuestra alma nos dice “Ya es hora de que hagas algo diferente”. Pero abandonar nuestra Pauta Anímica por la misión de nuestra alma es, en el mejor de los casos, incómodo y, en el peor, sencillamente aterrador.

A diferencia de nuestra personalidad, el alma no juzga, no evalúa las experiencias clasificándolas como positivas o negativas: lo que le interesa es si son nuevas o viejas. El  alma quiere exponernos al descubrimiento, ofreciéndonos sin cesar nuevas experiencias y comprensiones intuitivas que nos conducirán hacia la próxima encarnación.

POR QUÉ NOS DA MIEDO EL CAMBIO

La principal razón por la cual tememos el cambio es que, conciente o inconcientemente, lo consideramos equivalente a la muerte. Nuestra mortalidad es la gran transformación, pero la mayoría la ve como un final más que como un nuevo comienzo.

Quienes tienen miedo al cambio suelen decir que se sienten como si hubieran perdido contacto con su centro espiritual; sin embargo, estar en contacto con nuestra energía espiritual forma parte del viaje de nuestra alma hacia el descubrimiento, el cambio y la novedad. Si no nos permitimos continuar este viaje, nos estancamos. Un viaje implica movimiento, y aquellos que se niegan a actuar viven paralizados por su miedo al cambio, por su temor a encontrarse en un territorio que les desconocido.

Para seguir a nuestro Potencial Anímico necesitamos confiar en nuestra alma, darle un voto de confianza. Muchos de nosotros, cuando éramos pequeños, tuvimos miedo antes de zambullirnos por primera vez en la piscina: hoy observamos ese mismo temos en nuestros hijos cuando comienzan a nadar. Esta misma aprensión nos impide aprovechar nuevas y prometedoras oportunidades comerciales, hacer cambios profesionales radicales o cultivar relaciones satisfactorias y llenas desentido. Nada podía reducir nuestro miedo a tirarnos de cabeza al agua salvo la primera zambullida real. Nuestro Potencial Anímico no es una cuestión de saber, sino de confiar en nuestra alma. Ella siempre tiene razón.

Tres razones por las que tememos o detestamos el cambio:
a)     La mayoría de nosotros lo equipara a la muerte.
b)     Nos enseñaron que es mejor dejar las cosas como están.
c)     No es un proceso lógico, sino emocional.

LA PAUTA ANÍMICA: VIEJAS PREDILECCIONES

Cuatro cosas que debemos saber sobre la Pauta Anímica:

  1. Proporciona el punto de partida espiritual y dice dónde hemos estado y qué hemos sido antes, alertando sobre nuestras tendencias perjudiciales.
  2. Identifica lo que para nosotros es seguro, previsible y familiar.
  3. Si no somos concientes de nuestra Pauta Anímica, tenderemos a crear relaciones conflictivas basadas en ella.
  4. Si no analizamos nuestra Pauta Anímica, en algún momento emergerá en forma de una seria crisis.
EL POTENCIAL ANÍMICO: LO QUE PODEMOS LLEGAR A SER 

Cuatro cosas que debemos saber sobre el Potencial Anímico:

  1. En un plano espiritual, el Potencial Anímico representa la luz al final del túnel.
  2. Proporciona información acerca del tipo de energía, las características y los rasgos que nuestra alma quiere que pongamos de manifiesto.
  3. Representa una “expansión” de la ambición, pues nos incita a hacer cosas que normalmente no nos hacen sentir cómodos o seguros, pero que nos brindarán satisfacción una vez que logremos superar la ansiedad y “dar el salto”.
  4. El Potencial Anímico no es un objetivo  a alcanzar, un producto final estático, sino el viaje que el alma desea que emprendamos, un proceso dinámico constante.
Cuando nos enfrentamos a factores desconocidos – por ejemplo, cómo realizar la misión de nuestra alma- todos nos planteamos una serie de preguntas prácticas, a saber: ¿Cómo reorganizar mi vida para hacer lo que no he hecho hasta ahora? ¿Cómo establecer prioridades? ¿Qué compromisos concretos tendré que hacer para llevar mi proyecto a buen término? ¿A qué ámbitos debería aplicar los reiterados esfuerzos para hacer realidad la misión de mi alma? ¿Qué responsabilidades tengo que asumir para realizar mi Potencial Anímico?   Las respuestas a todas estas preguntas podrán ser halladas en el signo del zodíaco en que está emplazado Saturno.


sábado, 18 de mayo de 2013

Educación en una Escuela de Sabiduría


Fragmento del Capítulo 1 del libro ““Guía de asesoramiento astrológico” (Astrología y Psicoterapia), del Dr. Bernard Rosenblum (médico psiquiatra y astrólogo, New York). Ediciones Kier, Argentina.

En realidad, cuando un cliente está “dispuesto”, sale en busca de un astrólogo calificado, eso señala buena disposición a educarse con las enseñanzas  de una psicología arquetípica, con una “escuela de la sabiduría”, por decirlo así. El cliente – que ahora podríamos denominar mejor como “el estudiante” – se sensibiliza ante la naturaleza de las fuerzas y los principios universales y cómo se manifiestan en su psique y en su vida.

¿En qué sitio de nuestra cultura, de nuestras Universidades, o de nuestras psicoterapias, se nos enseña – como ocurre en la astrología – sobre las dolorosas, pero necesarias, experiencias de crecimiento simbolizadas por el planeta Saturno, al igual que sus útiles funciones de enfoque y concentración? ¿En qué otro sitio aprendemos sobre la contrastante energía del planeta Júpiter, con sus ofrecimientos de comodidad, abundancia, entusiasmo y aventura, así como el hecho de que hasta esta energía expansiva puede ser perjudicial si no se equilibra con el resto de nuestras necesidades? ¿Y en qué otro sitio aprendemos sobre los diferentes tipos de transformación expresados por Urano, Neptuno y Plutón? ¿O que todos tenemos las mismas cualidades, necesidades y oportunidades esenciales (simbolizadas por las casas y los signos) pero con diferentes énfasis y pautas, y que una de las tareas de nuestra vida es la de equilibrar y armonizar estas energías, aunque a veces sean polos opuestos?

El hecho de que aprendamos sobre la significación de los planetas, signos, casas, aspectos y ciclos nos enseña acerca de la naturaleza de la condición humana. La astrología tiene en cuenta la variedad de temperamentos individuales dentro de la ley universal como ningún otro sistema lo hace. Los diferentes esquemas de la psique, como los describieran Freud, Jung y Reich, son potentes y válidos; los astrólogos deberían entenderlos cabalmente para ampliar su vision y su trabajo, especialmente respecto de la represión, del inconsciente y de la liberación de fuerzas inconscientes. Lo que el horóscopo procura, y los grandes maestros en psicología no, es un cuadro inmediato e integral de las pautas y texturas de la personalidad individual y, a través de ello, una visión equilibrada y a largo plazo de cómo trabajar con ese individuo.

Como cualquier otro instrumento para el adelanto del desarrollo psicológico y espiritual de las personas  - incluída la psicoterapia -, la astrología carece, a veces, de una óptima eficacia.

Las razones del fracaso actual de la astrología en manifestarse en un nivel coherentemente alto son muchas, y algunas de ellas no son bien comprendidas:

  • En nuestra cultura no se aprecia seriamente la importancia de los conceptos astrológicos, lo cual llega incluso a afectar a muchas personas que precisamente buscan una guía en la astrología.
  • Muchos astrólogos están, en la actualidad, insuficientemente instruídos sobre los procedimientos y técnicas puramente astrólogicos que usan en su trabajo.
  • Los astrólogos, en su mayoría, tienen poca o ninguna instrucción sobre los conceptos y las técnicas de consejo, y escaso conocimiento de algunas teorías básicas de la psicoterapia.
  • Los problemas emocionales y psicológicos no resueltos por parte del astrólogo inhiben a veces su eficacia en su relación con el cliente.
  • Sean o no conscientes de ello, los clientes abrigan a menudo temor y falta de aptitud para examinar sinceramente el significado de lo que un astrólogo competente está describiendo realmente.
Lo irónico es que parecidas dificultades se experimentan en el mundo de la psicoterapia, salvo que los psicoterapeutas y su labor reciben más alta consideración en nuestro mundo actual, en el que la medicina y la ciencia estadística reinan supremas.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Establecer marcos de referencia más amplios para las cartas individuales

Fragmento del libro "La Práctica de la Astrología", de Dane Rudhyar

Ningún individuo existe en el vacío. Está relacionado con otros individuos, con grupos de diversas clases, con grandes colectividades de hombres organizados en sociedades, naciones, agrupaciones culturales y religiosas. Es uno con la humanidad, está enraizado con ella. Es un átomo de conciencia en el vasto océano de la inteligencia, de donde nacen las irradiaciones de luz que se transforman en toda una grandiosa cohorte de estrellas, cuando las olas de este océano vienen a romper en las playas de nuestro mundo de espacio y tiempo. ¿Cómo podría estar el destino del individuo separado de la gran trama de los destinos universales? ¿Cómo podría el fugaz momento de su primer saludo al universo -su llanto al nacer- permanecer aislado de los ciclos universales que, sin tregua, se suceden en el tiempo? Al igual que cada fuerza y cada masa se interrelacionan con las otras fuerzas y las otras masas, así también la individualidad de un hombre se interrelaciona con las demás unidades individuales de conciencia. No puede haber separación, ni siquiera donde haya aislamiento temporal.

Quizá contemplamos las formas coloreadas del tapiz del ser y admiramos los diminutos hilos rizados que componen estas formas, pero no somos capaces de ver que estos hilos son unidades concretas entretejidas, enlazadas en la trama del universo.

El astrólogo de mente filosófica ha reconocido siempre estas verdades y muchos han buscado la manera de descubrir métodos para concretarlas en la práctica astrológica. En la actualidad se presta bastante atención a la comparación de cartas pertenecientes a personas de la misma familia o que pretenden unir sus vidas con fines privados o públicos. Se estudia la «herencia astrológica» para intentar demostrar cómo las cartas natales de hijos, padres y antecesores más lejanos presentan unos patrones similares, y el campo que se ha abierto con tales estudios es amplio y está aún casi sin explorar. Quizá sea posible de esta forma aislar ciertos factores que sirvan para definir las características típicas de una familia; especialmente en familias que presentan una constante histórica de marcada individualidad a través de varias generaciones de personalidades importantes. El estudio de familias reales o aristocráticas, en las que ciertos rasgos culturales se conservan durante un tiempo (por ejemplo, la familia Bach), revelaría, sin duda, un gran número de factores importantes. Nos preguntamos si los astrólogos chinos habrán realizado un estudio de este tipo con la familia de Confucio, descendientes por línea directa de aquél que aún permanece vivo tras más de setenta generaciones.

Otro campo de estudio abarca las correlaciones entre las cartas natales de personas que han sido socios o compañeros, o que se han sucedido el uno al otro en alguna empresa pública de gran envergadura. Se han analizado las cartas de aquellos que firmaron la Declaración de Independencia y de los presidentes americanos, obteniéndose algunos datos interesantes. Al estudiante de astrología le resulta más familiar y más práctica la comparación de cartas entre personas que van a contraer matrimonio o que van a asociarse de cara a negocios comunes. Todo astrólogo ha tenido que responder alguna vez a la pregunta de algún amigo o cliente sobre si tal y cuál persona harían una «buena pareja». Para ello no sólo se deben analizar ciertos elementos de la carta natal, sino también contar con la valiosa ayuda de una carta horaria y, a ser posible, de un estudio del patrón celeste para el día del primer encuentro o del primer contacto personal significativo.

Los factores a considerar ante el planteamiento de un matrimonio o una sociedad pueden reunirse en una pregunta al consultante: ¿Cuál es el propósito de su relación? Algunas veces es dificil contestar a esta pregunta, especialmente cuando se trata de amor y matrimonio. Pero la respuesta puede ser muy reveladora, si es sincera, ya que siempre es un factor necesario para el juicio astrológico.

Si el propósito del consultante fuera simplemente «ser feliz», se podría tomar a ciertas interrelaciones entre las dos cartas como índice de que el propósito puede lograrse fácilmente, siempre que las cartas natales de ambos, las progresiones, los tránsitos y las indicaciones horarias coincidan a su vez sobre este punto. Pero también puede que el consultante busque una unión de carácter más excitante, creativo o regenerativo. Quizás el mismo consultante lo establezca así; o quizá sea el astrólogo quien perciba que, bajo unas afirmaciones o metas más convencionales, hay un propósito más profundo. En este caso se debe buscar otra clase de relación astrológica entre las dos cartas, una relación que no excluya el conflicto, la crisis o la oposición entre puntos de vista complementarios. Una relación personal fácil y tranquila puede ser sinónimo de adormecimiento espiritual, y si el individuo busca una más plena realización como alma y mente creativa, ¿no debería advertírsele de los posibles resultados deuna relación en que aparecen ciertos elementos contrarios a su propósito, aunque favorecerían una unión de tipo más banal?

Con esto queremos indicar que la astrología debe siempre incluir el factor del propósito individual, así como la función dentro del conjunto total. Una carta natal es en esencia una «declaración de propósito», el propósito de Dios, podríamos decir, al crear las condiciones del nacimiento y al alma que va a encontrarse con ellas. También es la declaración de cuál debería ser la meta del individuo en la vida de acuerdo con la Idea creativa de la Mente universal. En el caso de la carta horaria, ésta es una declaración de la solución, expresada simbólicamente, que la inteligencia universal da como respuesta a la necesidad vital de un individuo, siempre en términos de su propósito esencial.

Cuando el astrólogo va a aconsejar a su cliente sobre una asociación de cualquier clase, basándose en una comparación de  cartas natales, debe analizar en primer lugar cuál es el propósito del destino individual del cliente, o sea, su carta natal. Debería, además, averiguar hasta qué punto el cliente comprende su propósito básico, y cuáles son sus pretensiones conscientes en el caso particular de que se trate. Aconsejar astrológicamente, no significa mirar una o dos cartas y transmitir lo que uno ve, así sin más. Significa ayudar al cliente a comprender cómo puede alcanzar el verdadero propósito de su destino. Y la forma de hacerlo no es siempre a través de la felicidad convencional.