domingo, 17 de febrero de 2013

Los Principios detrás de los Aspectos



Fragmento del Capítulo 1 del libro "Dinámica y análisis de los aspectos", de Bil Tierney

El análisis correcto de los aspectos es crucial para interpretar cualquier carta natal. Los aspectos tejen una trama de ener­gías, poderosa y cargada de intenciones, que conectan las muchas partes del horóscopo. Delinean un montaje comple­jo y único de campos de fuerza concebido para estimular la individualización de cada psique humana en desarrollo. 

Aunque los aspectos son muy importantes, muy pocos estu­diantes de astrología parecen captar con claridad los princi­pios fundamentales, que constituyen la base de los aspectos frecuentemente usados para delinear una carta natal. Por ejemplo, la astrología contemporánea considera a la conjun­ción como un aspecto que enfatiza la auto-motivación y la ex­presión directa de los impulsos subjetivos, pero olvida que es un aspecto ligado también con la disminución de la objetivi­dad y con una percepción limitada de los otros. ¿Por qué mo­tivo? ¿Es el sextil, como lo establece la tradición, un trígono "más débil" y por lo tanto, su influencia menos "favorable"? ¿O posee sus propias cualidades específicas? ¿Y qué sucede con la cuadratura que evoca un sentido de esfuerzo y frustra­ción? ¿Por qué su nivel de tensión se manifiesta como una amenaza para nuestra seguridad y status quo vital? Por otra parte, ¿por qué los trígonos canalizan fácilmente la energía hacia actividades creativas, personalmente gratificantes, con relativa naturalidad, confianza y espontaneidad? ¿Y por qué las oposiciones a menudo indican la necesidad de llegar a un compromiso con quienes nos confrontamos?

En principio, debemos comprender que los aspectos, los signos, y las casas en conjunto comparten un denominador común: todos entrañan mediciones del arco a partir de un punto de partida dentro del círculo de 360 grados. Las diferentes mediciones del arco a partir del equinoccio vernal crean el círculo anual o ciclo de los signos del zodíaco en la astrología tropical. Las diferentes mediciones del arco a partir del punto Ascendente crean el círculo diurno o ciclo de las casas mundanas. De igual manera, los aspectos describen diversas mediciones del arco entre dos planetas en un momento dado en su ciclo sinódico, comenzando por la conjunción. Dejando de lado, los signos, las casas, o los aspectos, el significado astrológico se deriva de la naturaleza de los ángulos que dividen cada uno de esos círculos. Por ejemplo: el significado arquetípico de un arco de 60 grados puede expresarse a través de un signo (Géminis o Acuario), una casa (la III ó la XI), o por el aspecto de sextil... ya que idealmente todos se encuentran a 60 grados de sus respectivos puntos de partida. La suposición teórica hecha aquí es que los aspectos son un ejemplo de otro nivel de manifestación de los principios básicos de vida creativa, también definidos por los signos y las casas. En otras palabras, la naturaleza inherente de un aspecto también debería reflejarse en algún nivel en su correspondiente signo y casa. Y en un sentido abstracto, el correspondiente planeta regente del signo también debería guardar una correlación con el aspecto en consideración (ya que un signo y su regente natural representan el mismo principio básico). 

Por lo tanto, al igual que los signos y las casas, los aspectos pueden considerarse como fases definidas y significativas de una relación, que sigue una secuencia ordenada dentro de una experiencia cíclica global.

Cuando se analizan desde esta perspectiva, los aspectos no se ven como "buenos" o "malos". Más que indicar "afortunados" versus "desafortunados", señalan simplemente cómo y dónde se potencian las oportunidades que pueden abrirnos a una dimensión de percepción más plena e intensa. 

Debo admitir que los astrólogos reconocen que ciertas fases como la oposición y la cuadratura denotan definidos puntos disparadores de tensión dentro del ciclo. En esas fases específicas del ciclo se suele experimentar cantidades observables de fuerza, presión, fricción, ansiedad, y resistencia. Sin embargo, su función primaria es marcar un pico psicológico crítico en la conciencia, y señalar dónde somos más aptos para sobrellevar las crisis naturales y necesarias del desarrollo. 

Estas fases de aspectos críticos son adecuadas para avanzar en nuestra auto-comprensión, pero siempre desde nuestro propio nivel de entendimiento (que se establece por nuestra habilidad para utilizar inteligentemente nuestro libre albedrío). 

Los aspectos tensos no son intrínsecamente "malos" o "maléficos" en su intento por enfatizar los puntos donde necesitamos volvernos más conscientes de nosotros mismos y de los demás, y más responsables por la calidad de nuestras propias acciones y reacciones. Así que los llamados "difíciles" son los aspectos que más problemas resuelven y resultan esenciales para que nuestra personalidad total emerja por completo. Aunque un tanto difíciles de manejar, estas tensiones nos urgen a resolver los asuntos problemáticos de nuestra vida, en vez de ignorarlos o evitarlos. Y nuestra personalidad crece dramáticamente debido al desafío de estos aspectos. 

Los aspectos relativamente "fáciles", como el sextil y el trígono, nos proveen de algo más: la confianza y el aliento necesarios para un crecimiento sostenido sin esfuerzos o lucha, debido a la creatividad, la inteligencia, la visión, y la sabiduría que encierran. Pero irónicamente, carecen del dinamismo necesario requerido para utilizar con más eficiencia nuestros recursos humanos. Debemos hacer un esfuerzo consciente y constante para valernos de las ventajas de tales aspectos con un mayor sentido del compromiso y de la aseveración. Por el contrario, tienden a infundir una renuncia general a enfrentar cualquier tipo de desafíos y obstáculos. 

A partir de esta actitud examinaremos a los aspectos mayores y menores.

El ciclo de los aspectos puede dividirse en dos hemiciclos. La primera mitad del ciclo, a la que los astrólogos humanistas suelen llamar hemiciclo creciente, inicialmente comienza con la conjunción de los dos planetas en cuestión. Culmina con la oposición. La naturaleza del aspecto de conjunción ejempli­fica mejor el tema primordial de este hemiciclo. Hablando en general, todos los aspectos crecientes están asociados con procesos formativos básicos que urgen al individuo a cons­truir una estructura de auto-imagen personal o identidad egoica. Estos aspectos le ayudan a desarrollar un sentido subjetivo de auto-percepción. Es urgido a ganar experiencia vital a través de actividades que se relacionan consigo mismo, permitiéndole, en primer término y sobre todo, reco­nocerse como una entidad separada y distinta de los demás. Un tanto inconsciente, la liberación automática de energías dirigida hacia las necesidades exclusivamente individuales caracteriza la orientación de este hemiciclo. Se acentúa la auto-preservación. El tema dominante de este hemiciclo se relaciona con la voluntad del individuo de impresionar sobre el medio ambiente general según sus propios términos. Los aspectos crecientes lo impelen a obrar siguiendo sus impulsos inmediatos sin reflexionar acerca de las consecuencias pro­bables de sus actos y sobre cómo afectarán a los demás. 

Por lo que vemos, este hemiciclo tiende a operar de manera bási­camente instintiva y espontánea. Es en la fase de cuadratura creciente de este hemiciclo cuando el individuo comienza a desarrollar una percepción naciente de que sus necesidades personales tienden a entrar en conflicto con el flujo externo de los acontecimientos, y que debe modificar ciertas cosas en pos de un todo mayor. Normalmente, ese desafío elemental para cambiar y adaptarse a la presión del medio ambiente es encarado con una resistencia ciega y defensiva, y con una gran incertidumbre.

La segunda mitad del ciclo, es denominada el hemiciclo men­guante, comienza con la oposición de los dos planetas, y con­tinúa hasta que el ciclo vuelve a repetirse una vez más en una nueva conjunción (debido a que se trata de un ciclo sinódi­co). La naturaleza del aspecto de oposición ejemplifica me­jor el tema principal de este hemiciclo. En líneas generales, todos los aspectos menguantes están asociados con procesos básicos evaluativos, concernidos con el equilibrio entre el in­dividuo y las necesidades sociales. En este caso, el individuo debe reorientar sus objetivos personales según la percepción que haya desarrollado de un todo social coordinado. Mien­tras que esta nueva perspectiva se cumple más enfáticamente en la oposición, el individuo ya es estimulado a trabajar tras esa finalidad en la fase menguante del quincuncio. Uno aprende progresivamente, a través del hemiciclo menguan­te, a despersonalizar las necesidades y los deseos si interfie­ren con los derechos de los demás. El individuo aquí puede contactar más fácilmente con el principal propósito, oculto detrás de sus impulsos y motivaciones hacia la autoexpre­sión. Y mientras se va centrando más consistentemente en intereses interpersonales o inclusivos, también se vuelve más capaz de responder a la vida con mayor objetividad y ampli­tud de miras. 

En el hemiciclo menguante, usaremos la expe­riencia adquirida inicialmente en el hemiciclo creciente. Los aspectos menguantes nos desafían a compartir, a interactuar, y a integrar conscientemente nuestros objetivos con otros de un nivel de intercambio más impersonal. Podremos desarro­llar un sentido mayor de la responsabilidad por nuestras pro­pias acciones en un mundo a su vez más global. Constructiva­mente, este hemiciclo nos estimula a liberar en nuestra comunidad valiosas directivas de vida basadas en un concep­to más ideal de lo que significa la totalidad y la unificación.

La preocupación por sí mismo y los impulsos instintivos ca­racterizan al hemiciclo creciente, y la auto-reflexión y la deli­beración al hemiciclo menguante. Una vez traspuesta la oposición, las fases de los aspectos se vuelven más complejas, menos regidas por nuestra voluntad, y se nos aparecen como más dependientes del destino que los aspectos del hemiciclo creciente (que aceptan normalmente un mayor grado de vo­luntad personal). Los aspectos menguantes nos permiten crecer a través de una percepción de la dualidad, del contras­te, y de la diversidad, habitualmente se experimentan más o menudo a través de agentes externos que de fuerzas internas. Si la perspectiva adquirida en la fase de oposición ha fracasa­do en la estimulación del nivel perceptivo pretendido, enton­ces los aspectos menguantes "difíciles" generarán una mala adaptación, desencanto, y enajenamiento en la esfera social.

Sin embargo estos aspectos, los "fáciles" de este hemiciclo, pueden ser utilizados constructivamente para apremiar al individuo a reformar o reconstruir elementos dentro de su medio ambiente. Los aspectos menguantes, cuando se utiliza su lado mejor, nos incitan a cultivar los valores humanos, puntos de vista tolerantes, una visión social amplia, y a tener aspiraciones altruistas.

Todo aspecto implica siempre a un planeta que se mueve más rápido y a uno que es más lento. Observe que no se trata de la velocidad del planeta en el momento del nacimiento, sino su ciclo orbital natural el que determina su velocidad de movimiento en este contexto (lo que explicaría la cuestión de los planetas retrógrados). 

En mi opinión, el planeta de movimiento más lento delinea el objetivo principal de un aspecto en cualquier fase de su ciclo. Este planeta representa el aspecto 0 grado o punto «base». El planeta más rápido se alejará o se acercará al planeta más lento. Para mí indica que el planeta más rápido debe movilizarse a sí mismo en un esfuerzo por probar sus propias necesidades básicas, según las experiencias determinadas por los principios de vida dominantes simbolizados por el planeta más lento. El planeta más lento se convierte en el agente que condiciona el desarrollo necesario del planeta más rápido. 

Por ejemplo: en todos los aspectos Venus-Urano, es Urano el que estimula los impulsos sociales de Venus, y a menudo de una forma que evoca un alto grado de peculiaridad, excitación, magnetismo emocional, experimentación,  y un nivel de intuición, en los asuntos personales, muy superior a la norma. Generalmente es más fácil identificarse con el principio venusino, ya que representa un impulso más consciente, y personalmente más desarrollado. Por lo tanto, Urano actúa como un estímulo evolutivo para Venus, regulando la orientación psicológica del planeta y guiándolo a través de experiencias que otorgarán al individuo una capacidad de respuesta emocional expandida, aunque inestable. La manera como nosotros manejemos esta combinación de fuerzas determinará si tales aspectos se vuelven destructores, caóticos, inquietantes, y separadores  o si se manifiestan como iluminadores, perspicaces, y emocionalmente liberadores. 

En general, considero al planeta más lento como la clave para determinar qué cosas debe asimilar el planeta más rápido para su propia evolución.