sábado, 3 de marzo de 2018

Lo que no Podemos Cambiar

Fragmento del libro "Las Cinco Cosas que no Podemos Cambiar", de David Richo

Hay cinco realidades inevitables, cinco hechos inmutables que nos visitan a todos un sinfín de veces:
  • Todo cambia y todo acaba.
  • Las cosas no siempre suceden como las habíamos planeado.
  • La vida no siempre es justa.
  • El dolor forma parte de la vida.
  • La gente no es siempre amorosa y leal.
Estos son los desafíos básicos que todos afrontamos, aunque con demasiada frecuencia vivamos negándolos y nos comportemos como si de alguna manera estas realidades no estuvieran siempre vigentes o no fueran aplicables a todos nosotros. Sin embargo, cuando nos oponemos a estas cinco verdades básicas nos estamos resistiendo a la realidad, y entonces la vida se convierte en una serie interminable de desilusiones, frustraciones y congojas.

Una realidad es un hecho de la vida ante el que estamos impotentes. Es algo que no podemos cambiar, algo inherente a la naturaleza misma de las cosas. Desde cierto punto de vista, hay muchos hechos dados. Además de las cinco inquietantes realidades que he señalado, hay también realidades placenteras: experimentamos gozo, a veces nuestras esperanzas se cumplen con creces, descubrimos dones internos únicos, las cosas tienden a solucionarse por sí mismas, a veces nos sonríe la suerte, suceden milagros de sanación.

Hay también realidades que solo son aplicables a nosotros como individuos: la forma de nuestro cuerpo y nuestra personalidad, nuestros dones o limitaciones psicológicos o espirituales únicos, nuestro temperamento, nuestra constitución genética, nuestro coeficiente intelectual, nuestro estilo de vida convencional o poco convencional, si somos introvertidos o extrovertidos, y así sucesivamente.

La expresión hecho dado tiene dos significados. Es una condición que no se puede cambiar, pero es también algo que nos ha sido concedido. Cuando decimos SI, los hechos dados de la vida de pronto se revelan domo dones, los medios hábiles para la evolución. Los hechos dados son implacables, pero también son ricos en sabiduría. Solo entre semejantes condiciones severas y desafiantes podríamos evolucionar. Los hechos dados de la vida son dones porque son los ingredientes del carácter, la profundidad y la compasión.

Estos son  ejemplos de las paradojas que podemos aceptar alegremente cuando reconocemos el valor de los hechos dados de la vida:

Aunque todo cambia y acaba, las cosas se renuevan y pasan por ciclos que fomentan evolución.

Aunque las cosas no siempre suceden como las habíamos planeado, a veces sentimos que hay un plan mayor, a través de la sincronicidad, que abre posibilidades asombrosas.

Aunque la vida no siempre es justa, algo dentro de nosotros permanece comprometido con la justicia y rehúsa a ser injusto o vengativo.

Aunque el dolor forma parte de la vida, tenemos maneras de afrontarlo y por ello expandimos nuestros poderes para afrontar el dolor futuro y ayudar a otros con su dolor.

Aunque la gente no es siempre amorosa y leal, nada tiene que obstaculizar que actuemos con bondad y no nos desencantemos de los demás. Ninguna acción humana puede eliminar la capacidad de amar de otro ser humano.

El amor siempre es incondicional en el sentido de que no es bloqueado o refrenado por ninguna de las condiciones de la existencia. Ni los cambios, los finales, los planes alterados, la injusticia, el sufrimiento, la deslealtad, la falta de amor... nos pueden impedir que amemos.

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