Sumando reflexiones que ayudan a comprender la vida, comparto el siguiente fragmento perteneciente al libro "La Medicina del Alma", de Eric Rolf.
La clave del idioma
creativo es que se compone de todas las imágenes o símbolos que tienen algún
sentido para ti y que suelen venir a través de lo que aparentan ser,
simplemente, memorias. Cuando uno quiere saber algo, la vida responde a sus
preguntas; le responde a través de esa forma creativa que conocemos como
metáfora. La respuesta que buscas está en la metáfora de la memoria completa
que te ha venido a través de ese símbolo o imagen.
Cuando alguien nos habla,
lo importante no son las palabras, sino lo que está detrás, que es lo que
realmente nos quiere decir, conciente o inconcientemente. Las palabras que
escuchamos son una metáfora del significado profundo que está detrás. Cuando la
vida nos habla a través de las circunstancias físicas, lo importante no son los
hechos, sino la metáfora que representan.
Todo lo visible tiene más
sentido como metáfora que como realidad física; todo lo que ves o tocas y todas
las cosas que te ocurren tienen un significado profundo por encima de la realidad
aparente.
Este hecho, desde el punto
de vista social o científico actual, es completamente absurdo y carece de base
alguna; no obstante, la experiencia me ha demostrado una y otra vez que detrás
de cada hecho físico, ya sea un acontecimiento aparentemente fortuito o una
enfermedad, hay un significado que le da sentido en un marco más amplio, un
marco que incluye toda la vida de la persona: el valor del hecho está en la
metáfora que representa.
No menciono esto para que
me creas, lo digo para que lo pruebes; no se trata de fe, sino de tu propia
experiencia. No sólo en términos de enfermedad, sino en términos de vida hay
muchas cosas que juzgamos que no van bien. Nos parece que nuestra vida no
funciona porque no le encontramos sentido; el sentido no está en los hechos,
sino en lo que representan. Darle sentido a la vida no significa quitarle
misterio; siempre lo hay, sólo que
transforma su naturaleza.
Si realmente aceptas que la
vida es amistosa sólo te dará regalos. La vida siempre te está apoyando aún
cuando parece que no lo hace, pues te trae regalos en todo momento; cada objeto
trae su metáfora y la respuesta a tus preguntas está en lo que tienes justo
delante, está allí donde se dirige tu atención en cada instante. Cada
experiencia que vives tiene su mensaje: puedes almacenarla en el inmenso
paquete de lo cotidiano y sin sentido o puedes encontrar su significado por
encima de lo aparente.
No se trata de obsesionarte
y empezar a buscar las metáforas de todas y cada una de las cosas que suceden
en tu vida, esto sería una nueva locura que te separaría del presente. Se trata
de relajarse, escuchar, aceptar y disfrutar lo que la vida nos trae a cada
momento. Imagina que estás haciendo la compra en un supermercado; aunque hay
montones de productos en las estanterías y eres incapaz de asimilar todos los
mensajes que contienen, no te vuelves loco, pues sólo un producto te llama la
atención cada vez. Lo mismo ocurre con los mensajes de la vida: una sola cosa
te llama la atención a cada instante; síguela, entrégate totalmente a ella. Haz
como el niño que en la orilla de la playa encuentra una caracola. En ese
momento, es lo más maravilloso que existe en el universo: se la acerca al oído
y escucha el sonido del mar, entregado totalmente, con toda su atención enfocada
en la caracola.
Escucha y si aparece alguna
metáfora, está bien y si no, también; quizás te des cuenta más tarde. En el
momento en que se produce ese darse cuenta, lo acompaña una sensación corporal
de saber que es así, que no hay duda. No es simplemente una interpretación de
una casualidad. Hay una sensación de
certeza, porque las piezas encajan perfectamente y sientes algo en tu cuerpo
que dice “Sí”, como una especie de revelación.
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