domingo, 30 de diciembre de 2018

Reflexionando sobre la Alegría


Tradicionalmente, Júpiter y Sagitario se encuentren asociados a la jovialidad y a la alegría. Sin embargo, son Saturno y Capricornio, los que simbolizan estos estados del alma en su más profunda significación.

En principio, Júpiter y Sagitario, simbolizan la jovialidad o la alegría, fruto de un estado de confianza y optimismo pero que muchas veces surge como resultado de la negación de la realidad. Es más fácil sentirse alegre y optimista cuando se niega la realidad. Pero… ¿podemos llamar a eso genuina alegría?

Saturno y Capricornio, en cambio, son difíciles –en principio- de asociar a estos dos estados de conciencia. Me imagino la reacción de algunos lectores ante estas palabras !!

Sin embargo, creo que la diferencia radica en la actitud que cada uno asume ante la realidad. ¿Soy capaz de vivir en aceptación de la realidad o mi relación con la misma es mediante la negación? Dos actitudes polarizadas frente a una misma cuestión.  

Cuando estas cualidades están asociadas a Júpiter y Sagitario, podemos pensar que negar la realidad puede conducir a un estado de alegría o jovialidad pero, evaluando en profundidad, terminamos descubriendo que se trata de un espejismo.

El Zodíaco, en su inmensa sabiduría, nos recuerda el orden de signos y planetas.   Sagitario, regido por Júpiter, se ubica antes de Capricornio, regido por Saturno. El círculo zodiacal simboliza el proceso de la vida y de todos los procesos humanos, desarrollado en doce etapas.

La madurez se asocia a un Saturno vibrado en luz, al que se llega aprendiendo a vivir en armonía con la realidad, no negándola.

Sagitario y Júpiter, simbolizan solo un estado emocional pasajero parecido a la alegría o la jovialidad que, ante la primera prueba de confrontación con la realidad, puede hacerse trizas. No existe aquí la madurez que otorga la aceptación a menos que ya se haya conquistado la sabiduría por haber afrontado la adversidad.

Saturno y Capricornio, plantean el desafío de vivir en armonía con la realidad, independientemente de lo que ésta nos proporcione, lo cual requiere el desarrollo consciente de la jovialidad o alegría, como herramienta para conservar la entereza frente a la adversidad.

Sabemos, seguramente por experiencia directa, que es un trabajo el poder afrontar la realidad con alegría, cuando la adversidad nos visita. El resultado es la frustración, la insatisfacción, la vivencia de que somos impedidos de lograr aquello a lo que aspiramos y que la vida nos niega lo que anhelamos. Caemos en un estado de amargura y decepción. ¿Cómo elevarnos hacia la alegría o la jovialidad ante semejante drama?

La alegría –una cualidad del alma-  construída mediante un entrenamiento elegido conscientemente y sostenido en respuesta ante la adversidad, puede conducirnos a otro nivel de Sagitario y Júpiter: el que simboliza la sabiduría adquirida a través de la experiencia, en donde ya no existe la negación de la realidad.  Esa alegría es genuina y constante y nos permite experimentar esos estados de conciencia que conocemos como prosperidad y abundancia.

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