Recomiendo especialmente reflexionar en estas enseñanzas de Alice Bailey, extraídas del libro "Astrología Esotérica" (Tratado sobre los Siete Rayos, Tomo III, páginas 24 a 26, Edit. Fundación Lucis):
"Deben ser consideradas también las siguientes actitudes y posiciones, adoptadas por el astrólogo esotérico:
1.- Las influencias planetarias indican la tendencia de las circunstancias externas de la vida. Cuando se interpretan correctamente tanto para el hombre común como para el no evolucionado, pueden señalar y lo hacen, el destino y el futuro de la personalidad, pero condicionan y controlan totalmente al hombre que no ha tenido experiencia consciente del alma. En cuanto el hombre llega a ser consciente de su propia alma y se esfuerza por controlar su “sendero de la vida”, las influencias de los planetas de por sí se debilitan definitivamente y van aminorando; el horóscopo de la personalidad es indeciso y muchas veces inexacto: la fuerza que fluye a través de los planetas y no la fuerza de los planetas rige y controla. Entonces el hombre llega a ser receptivo a las energías más elevadas y sutiles del sistema solar y de las doce constelaciones regentes.
2.- El signo del Sol –como se lo denomina- indica la naturaleza física, mental y espiritual del hombre. Contiene el secreto del rayo de la personalidad y de la respuesta o no del hombre al Alma, el verdadero hombre. Indica también la integración ya lograda y la actual etapa de desarrollo de las cualidades del alma, del equipo actualmente disponible, de la cualidad de la vida presente y las posibles relaciones grupales inmediatas. Desde el ángulo de la Sabiduría Eterna, indica sólo esto y nada más, constituyendo lo opuesto de la usual posición astrológica. Expongo esto porque la humanidad ha evolucionado bastante como para que, dentro del menor tiempo posible, la astrología del alma sea una posibilidad constituyendo, desde muchos puntos de vista, lo opuesto al procedimiento normal. Esto es prudente, necesario y también inevitable. Los astrólogos se dividirán eventualmente en dos tipos: los astrólogos exotéricos, que se ocuparán de los horóscopos de la personalidad, y los astrólogos esotéricos, que se ocuparán de los propósitos del alma.
3.- El signo Ascendente indica las posibilidades más remotas, la meta espiritual y el propósito de la encarnación inmediata y de las sucesivas. Este signo se ocupa de la lucha que libra el hombre espiritual para “continuar” desde la etapa alcanzada, de modo que cuando la energía de la vida se haya agotado temporariamente y tenga lugar “la muerte de la personalidad”, se encuentre “más próximo al centro de su vida, más cerca del centro de su grupo y se aproxime al centro de la Vida divina”, según lo expresa la Sabiduría Eterna.
La frase “muerte de la personalidad” tiene dos significados definidos:
a.- Puede significar la muerte del cuerpo físico, que inevitablemente es seguida por dos etapas, la de la muerte del vehículo emocional y la subsiguiente disipación de la temporaria y siempre cambiante forma, asumida durante la encarnación por la cuota asignada de energía mental.
"Deben ser consideradas también las siguientes actitudes y posiciones, adoptadas por el astrólogo esotérico:
1.- Las influencias planetarias indican la tendencia de las circunstancias externas de la vida. Cuando se interpretan correctamente tanto para el hombre común como para el no evolucionado, pueden señalar y lo hacen, el destino y el futuro de la personalidad, pero condicionan y controlan totalmente al hombre que no ha tenido experiencia consciente del alma. En cuanto el hombre llega a ser consciente de su propia alma y se esfuerza por controlar su “sendero de la vida”, las influencias de los planetas de por sí se debilitan definitivamente y van aminorando; el horóscopo de la personalidad es indeciso y muchas veces inexacto: la fuerza que fluye a través de los planetas y no la fuerza de los planetas rige y controla. Entonces el hombre llega a ser receptivo a las energías más elevadas y sutiles del sistema solar y de las doce constelaciones regentes.
2.- El signo del Sol –como se lo denomina- indica la naturaleza física, mental y espiritual del hombre. Contiene el secreto del rayo de la personalidad y de la respuesta o no del hombre al Alma, el verdadero hombre. Indica también la integración ya lograda y la actual etapa de desarrollo de las cualidades del alma, del equipo actualmente disponible, de la cualidad de la vida presente y las posibles relaciones grupales inmediatas. Desde el ángulo de la Sabiduría Eterna, indica sólo esto y nada más, constituyendo lo opuesto de la usual posición astrológica. Expongo esto porque la humanidad ha evolucionado bastante como para que, dentro del menor tiempo posible, la astrología del alma sea una posibilidad constituyendo, desde muchos puntos de vista, lo opuesto al procedimiento normal. Esto es prudente, necesario y también inevitable. Los astrólogos se dividirán eventualmente en dos tipos: los astrólogos exotéricos, que se ocuparán de los horóscopos de la personalidad, y los astrólogos esotéricos, que se ocuparán de los propósitos del alma.
3.- El signo Ascendente indica las posibilidades más remotas, la meta espiritual y el propósito de la encarnación inmediata y de las sucesivas. Este signo se ocupa de la lucha que libra el hombre espiritual para “continuar” desde la etapa alcanzada, de modo que cuando la energía de la vida se haya agotado temporariamente y tenga lugar “la muerte de la personalidad”, se encuentre “más próximo al centro de su vida, más cerca del centro de su grupo y se aproxime al centro de la Vida divina”, según lo expresa la Sabiduría Eterna.
La frase “muerte de la personalidad” tiene dos significados definidos:
a.- Puede significar la muerte del cuerpo físico, que inevitablemente es seguida por dos etapas, la de la muerte del vehículo emocional y la subsiguiente disipación de la temporaria y siempre cambiante forma, asumida durante la encarnación por la cuota asignada de energía mental.
b.- La subjetiva y mística “muerte de la personalidad”. Esta frase indica la transferencia del foco de distribución de energía, desde la personalidad (un centro definido de fuerza) al alma (otro centro definido de fuerza).
Comprendo que estos conceptos no están de acuerdo con los postulados de la astrología usual. Sin embargo, la astrología no perdería tiempo si experimentara estas ideas durante un tiempo y los astrólogos descubrirían algunos problemas más interesantes y atrayentes y, quizás, llegarían a una exactitud desconocida en la actualidad.
Probablemente sería de utilidad que me extendiera sobre este punto.
En conexión con el signo del Sol, con el signo Ascendente y el efecto de la forma mental relacionada con la Luna, la posición de la astrología esotérica es:
1.- El signo del Sol: indica el problema actual del hombre; fija el paso o ritmo establecido de su vida personal; se relaciona con la cualidad, temperamento y tendencias de la vida, que tratan de expresarse durante esta particular encarnación y sugiere el aspecto rajásico o activo del hombre nonato. Fundamentalmente, las fuerzas de este signo indican la línea de menor resistencia.
2.- El Ascendente o signo naciente: indica la vida futura y el inmediato propósito del alma para esta encarnación. Mantiene el secreto del futuro y presenta la fuerza que, correctamente empleada, conducirá al hombre al éxito. Representa el aspecto sátvico o armónico de la vida, y puede producir correctas relaciones entre el alma y la personalidad en una encarnación dada, señalando así el camino para reconocer la fuerza del alma.
3.- La Luna: este tipo de fuerza (procedente de ciertos planetas y no de la Luna) indica el pasado. En consecuencia, resume las limitaciones y los obstáculos presentes. Rige el cuerpo físico y muestra dónde se halla la prisión del alma."
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