domingo, 29 de abril de 2018

Interpretación de la carta natal

Texto extraído del libro El Arte de la Interpretación del Horóscopo, de Tracy Marks

Como astrólogos, ¿QUÉ debemos interpretar? En primer lugar, los factores y problemas más significativos que la carta refleje: las más fundamentales necesidades, motivaciones, debilidades, oposiciones, fuerzas y posibilidades. En segundo lugar, lo que en ese momento es, en lo emocional, más apropiado y útil para el consultante. Debe prestarse atención a dos cuestiones: CUÁNTO habrá que interpretar (para no abrumar al consultante) y QUÉ validez y certidumbre asignamos a nuestra interpretación. Si ofrecemos muchas interpretaciones inseguras o dudosas, entonces debilitamos el impacto de aquellas interpretaciones que, dentro de la experiencia de nuestro consultante, tienen una profunda resonancia. 

¿CUÁNDO debemos interpretar? En virtud de que en nuestra labor astrológica usamos preponderantemente a la interpretación, no podremos ser tan sensitivos como podrían serlo los psicoterapeutas, respecto del estado emocional del consultante. 

Algunas interpretaciones nuestras, que evidentemente no captamos en el momento, es probable que las oigamos más profundamente después, al pasar la grabación o incluso meses o años más tarde, cuando la semilla que plantamos es regada por experiencias futuras y germina. No obstante, para que una interpretación tenga lugar en tiempo y oportunidad habrá que darla: 

1.- Cuando el consultante esté distendido y sin trabas, y se haya establecido una confianza. 
2.- Cuando el consultante expresó qué es lo que siente y le interesa, y no se preocupa más o  dejar una emoción sin descargar; y 
3.- Cuando el consultante ya expresó en parte algo que él comprendió y busca a tientas una percepción más profunda de este problema. 

¿CÓMO debemos manifestar verbalmente nuestras interpretaciones? En primer lugar, necesitamos comunicar emocionalmente nuestra actitud de aceptación, valiéndonos de nuestra postura, gestos y de lo que nuestro rostro y nuestra voz expresen. En segundo lugar, a nuestro consultante le podrá resultar de muchísimo más provecho que le sugiramos en lugar de que le indiquemos, brindándole una interpretación tentativa para que sea él quien la acepte o rechace libremente, o la elabore más. Desde luego, esto exige que renunciemos a la aureola de autoridad que tal vez nos dé –y dé a nuestros consultantes- una sensación de seguridad tranquilizadora, pero que en realidad es falsa. Sin embargo, lo que a la larga resulta de valor más profundo es nuestro anhelo de comprometer a nuestro consultante en una exploración mutua, a medida que le presentamos interrogantes y afirmaciones que son de carácter interpretativo. (Por ejemplo, preguntas como éstas: “¿A veces descubre usted que está haciendo tal y tal cosa? ¿A qué se parece?”). Y afirmaciones como estas: “Este patrón planetario sugiere que usted tiende a hacer tal y tal cosa en esta zona de su vida. Me pregunto cómo experimenta usted esa tendencia”. A veces, la presentación de una interpretación general y la solicitud de antecedentes podrá permitir que usted y su consultante juntos descubran patrones específicos que puedan inducir una percepción y una acción que sean útiles. 

Debido a la gran cantidad de significados de cada posición astrológica y a los diversos niveles en los que un consultante pueda estar experimentando y expresando particulares influencias, es probable que deseemos brindar una vasta gama de posibilidades cuando describamos una posición planetaria, un aspecto o una configuración en especial. Por ejemplo, una T cuadrada con Neptuno en Libra en la casa 9 puede sugerir anhelo “de elevarse”, pero, ¿esta persona procura trascenderse valiéndose de drogas, meditación, viajes o experiencias espirituales? Podríamos decirle a este consultante: “Es probable que usted experimente ansias profundas de trascenderse y tenga ganas de elevarse de alguna manera. Eso podría hacer que usted recurra a las drogas o se abisme en fantasías, o se sienta inclinado a meditar, a participar en búsquedas espirituales, a estudiar música o enseñar música o literatura, o incluso a viajar a sitios que lo inspiren. Usted tendería a sentirse atraído por lugares espirituales o idílicos, por lugares que estén en el agua o posean una belleza natural. ¿Alguna de estas posibilidades es particularmente atractiva para usted?”. Más tarde, después que nuestro consultante confirmó varias impresiones nuestras, podemos preguntarle si él consideró algunas de las otras opciones que le presentamos. 

¿Cómo sabemos cuándo una interpretación tiene resonancias en la experiencia de nuestro consultante de modo que éste la recibe plenamente? En primer lugar, es probable que él indique con gestos o con expresiones faciales que ha sido “tocado” o afectado. En segundo lugar, es probable que responda verbalmente con asociaciones y ulteriores elaboraciones. Si no reacciona para nada, es probable que seamos inexactos en nuestra interpretación o ineficaces en el modo con que expresemos verbalmente o traduzcamos las posiciones planetarias: por otra parte, es posible que nuestra interpretación sea exacta pero que, en ese momento, no cause impacto emocional en el consultante porque tal interpretación es demasiado superficial o porque presenta algo que él ya conoce o algo que todavía no es capaz de escuchar. Son variadas las explicaciones posibles, si un consultante rechaza u ofrece resistencia a nuestras interpretaciones. Es probable que usted haya tocado un punto sensible que él no está dispuesto a encarar: en este caso, podemos dejar este tema, puesto que no somos terapeutas y posiblemente logremos poco si seguimos sondeando. Siempre existe la posibilidad de que el consultante se torne más receptivo, cuando él solo escuche la grabación de nuestra sesión. Por otra parte, podemos ser inexactos en nuestra interpretación de los símbolos astrológicos o suponer equivocadamente que el consultante está obrando desde un nivel de consciencia o de acción que es demasiado bajo o demasiado alto. El hecho de que el consultante rechace activamente nuestra interpretación no indica necesariamente que lo que le comunicamos sea la verdad; a veces las personas no oponen una ardiente resistencia a una interpretación porque ésta sea demasiado veraz, sino porque hemos pisoteado apreciables aspectos de ellas mismas, y se enojan o se sienten lastimadas como reacción, porque se las interpreta y comprende de manera equivocada. 


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