viernes, 29 de marzo de 2013

¿Cuál es el tema principal de la Astrología?


Fragmento del libro "La Práctica de la Astrología", de Dane Rudhyar.


El tema principal de la Astrología es la persona humana individual, considerada como un organismo íntegro que incluye actividades físicas, psíquicas, mentales, sociales y espirituales, de muchas clases y a varios niveles.

Los términos cuerpo, mente, sentimientos, alma, definen muy superficialmente estos diversos tipos o categorías. Todas estas actividades son actividades «humanas» porque a pesar de que algunas puedan parecer muy similares a las que aparecen en los otros reinos de la vida (animal, vegetal, etc.) están sin embargo subordinadas a un patrón y a un propósito característicos del reino humano y son exclusivas de éste. Puede que el hombre digiera sus alimentos como otros mamíferos, pero, al ser consciente de su proceso digestivo y poder intervenir en él –para bien o para mal- la digestión en los hombres es «humana».

El campo de la interpretación astrológica se extiende a cualquier grupo de personas humanas, relativamente permanente, o a cualquier situación dentro del flujo de la experiencia humana.

Grupos o series de fenómenos naturales -como por ejemplo los relativos al clima- también pueden analizarse y su desarrollo se puede interpretar por medio de cartas astrológicas, pero esencialmente, sólo en la medida en que son parte de la experiencia colectiva de los seres humanos.

El propósito básico de la astrología es brindar un poco de orden al aparente caos de la experiencia humana. Y así ayudar al individuo o al grupo a conseguir un mayor grado de integración, salud y juicio. Constituir un acercamiento más consciente a la vida humana y una comprensión más profunda de las características estructurales y del comportamiento cíclico de todos los organismos. Es grande su importancia ya que el hombre tiene el privilegio y la obligación espiritual de hallar el «Camino de la Consciencia».

Sin embargo, la astrología no ofrece ningún atajo, por ser la integración de cualquier conjunto orgánico un proceso gradual que depende, por una parte, de la intensidad del sentimiento de «orden» y de la realización del «centro» en las diferentes partes del conjunto y, por la otra, de la apropiada disposición del Principio espiritual, conectado con este organismo en evolución, para animar e iluminar los esfuerzos de éste hacia una completa y armónica organización.

Además, cada factor de la carta astrológica puede contribuir a la integración o a la desintegración personal.

La carta natal presenta de una forma especial los datos informativos que los psicólogos y los médicos usan en sus terapias. El carácter de esta presentación, sin embargo, arroja una luz nueva sobre las partes componentes, funciones, estímulos y potenciales de la persona individual. Mediante el uso de esta nueva luz, una persona que comprende bien su valor y la forma de manejarla, puede ser más objetivo respecto a sí mismo. Puede plantear gráficamente el curso de su desarrollo orgánico, elaborar la curva de sus poderes vivificantes, y verse a si mismo reducido a la esencia. Bajo la confusión de su experiencia diaria, llega a entrever un patrón de orden. Todas sus tendencias conflictivas se revelan como componentes complementarios de su personalidad integral. Se ve a sí mismo completo, en estructura y función.

Lo que ve, sin embargo, no es una imagen o retrato gráfico. Es tan sólo un símbolo. La carta natal es sólo un símbolo: el «nombre» de la persona. Pero si aprende a deletrear este «nombre», el individuo puede descubrir -si es sabio- cómo esforzarse, a su manera, hacia una integración real y demostrada día tras día. El astrólogo-psicólogo sólo puede señalarle el camino. Sólo el individuo puede pronunciar el «nombre», símbolo de la conciencia íntegra de uno mismo. Lo pronuncia viviendo plenamente lo que él es, dentro del amplio marco de la sociedad y la humanidad.

El pronóstico viene como consecuencia de un desarrollo ordenado. Si en el universo existe un orden, entonces se puede predecir cuál va a ser la fase que seguirá a la presente. Si la predicción fuera una ilusión no habría ciencia, ni generalización, ni ley. Al ser la astrología una ciencia, debe, por tanto, incluir la predicción.

La astronomía es un sistema para predecir los fenómenos celestes. La astrología, sin embargo, no trata sobre la determinación de los fenómenos celestes, sino sobre su interpretación en términos de carácter y conducta humanas. Cuando a un planeta se le da un determinado significado en astrología, este significado está condicionado por los aspectos astronómicos en el sistema solar y por lo que representa en relación a la persona humana (o a la situación que afecta al individuo). Cualquier significado planetario presupone la existencia de personas completas como marco de referencia para tal significado. La astrología trata de la totalidad de la naturaleza humana, según se expresa en un individuo.

Ningún significado o juicio astrológico se expresa plenamente si no tiene en consideración al ser humano completo. Decir que dos planetas estarán en conjunción en un determinado momento, es astronomía. Añadir que la vida de un hombre, nacido en un determinado momento y lugar, experimentará una crisis en una fecha que puede averiguarse, es una afirmación astrológica. En esta afirmación el punto de partida es «la vida de un hombre». Cualquier predicción que no tome a esta entidad, «la vida de un hombre», como base o marco de referencia es, como mínimo, incompleta. En la mayoría de los casos es desorientadora, en algunos, realmente destructiva. Sólo tiene valor en relación al individuo completo y a lo que contribuye al desarrollo de esta persona, a un nivel u otro.

La astrología no predice «sucesos» sino sólo fases en el desarrollo de una persona. Cada individuo se desarrolla en unas líneas que en primer lugar son «genéricas», esto es, que son el resultado del simple hecho de que es un ser humano, miembro de este género, homo sapiens, en una época concreta de la evolución de la humanidad. Estas líneas de desarrollo determinan el patrón general del área de vida de cada hombre. Asimismo cada hombre posee unas características bio-psicológicas que determinan su estructura genérica. A este respecto la naturaleza humana, las razas y los individuos producen muchas clases de variaciones. Un hombre es en primer lugar humano, luego blanco, luego americano, californiano, de ascendencia anglofrancesa, metodista, demócrata, etc.; finalmente es un individuo nacido a una determinada hora en lugar específico.

El libre albedrío es la medida de la capacidad del hombre de ser y actuar como un individuo. El destino es la medida de su dependencia de las normas colectivas y genéricas como estructuras determinantes.

La astrología trata en primer término de la naturaleza humana en un sentido genérico. Es por esto que, al ser el cliente un ser humano, experimentará de una forma más o menos aproximada el orden conocido de fases del desarrollo humano, y esto le da al astrólogo una base para la predicción. Pero ningún astrólogo deberla quedarse aquí. Debería llegar a definir y comprender la «ecuación individual» de su cliente; la forma en la que el cliente reacciona o puede esperarse que reaccione como individuo ante los básicos puntos clave de su vida.

Esto sólo puede hacerse considerando la carta natal y su desarrollo en el tiempo como un conjunto. El individuo es el hombre completo, la persona integral. Y nadie puede determinar por adelantado las acciones y reacciones de una persona integral que ha llegado a individualizarse verdaderamente, ya que dicha persona ha llegado a ser libre, dentro de los límites de sus estructuras genéricas.

La astrología puede definir los límites, pero sólo puede sugerir la libertad. Cada momento de la vida de un individuo es una mezcla de ambos factores.


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