Fragmento del libro “Significado y simbolismo de Quirón”, de Melanie
Reinhart.
Así como a lo largo de la Era de Piscis se pueden
percibir ecos de la cruz mutable, también podemos discernir vestigios de la
cruz fija en el mito de Quirón y en las preocupaciones colectivas de la
actualidad. Como el signo de Acuario describe algo referente al contexto
religioso hoy emergente, dentro del cual se desplegará la religión del futuro,
quizás estos vestigios ofrezcan algún indicio de lo que nos espera en el otro
lado del umbral en que, colectivamente, nos encontramos hoy. ¿Cómo sería, cómo
se sentiría –podríamos preguntarnos- una religión acuariana? ¿Qué clase de
imagen de Dios irá consolidándose para dominar los próximos dos mil años?
Un tema importante de la Era de Acuario será,
probablemente, el conflicto entre el individuo (Leo) y la tiranía (Saturno) que
pueden ejercer las ideas colectivas (Urano) –políticas, científicas o
religiosas- e incluso las aparentemente benignas aspiraciones a la fraternidad
que abundan ya hoy en los círculos de la Nueva
Era. Los pasos que llevan de la fraternidad al conformismo y
de éste a la tiranía pueden ser asombrosamente pequeños. Para muchas personas,
un grupo, el líder (Leo) de un grupo o el ideal constituído por una revolución
social o un cambio de conciencia (Acuario) puede convertirse en un dios que,
como cualquier cosa a la que se inviste con una poderosa energía transpersonal,
es potencialmente peligroso en la medida en que su nombre sirva de estandarte para
pisotear a los demás. Por ejemplo,
Quirón estaba en conjunción con Plutón en Leo cuando el Tercer Reich alcanzó
la cima de su poder.
Por el lado positivo, en cuanto es el signo
opuesto de Acuario, Leo sugiere la importancia que tiene descubrir nuestros
propios centros creativos individuales (Leo), ya que sólo sobre esta base
podemos participar en el fermento de nuestra época sin vernos arrebatados por
el “pensamiento de grupo” (Acuario). También el tema de la revelación personal
y de la experiencia religiosa (Leo) sugiere a Quirón como representante de la
pauta arquetípica del chamán, y subraya la naturaleza esencialmente religiosa
de la búsqueda de individuación. El signo de Leo nos insta a que encontremos,
cada uno, nuestro propio sentimiento de un valor especial e individual, para no
dejarnos absorber y deshumanizar por la identidad de cualquier grupo o sistema
de ideas al que pudiéramos adherirnos (Acuario).
Las características acuosas y emocionales que
el cristianismo recibió de Piscis están bien expresadas en los grandes
oratorios clásicos, que con frecuencia dramatizan con gran patetismo el
sufrimiento experimentado por los personajes bíblicos. Por el contrario,
Acuario es un signo de aire, notorio por su desapego de los sentimientos
personales, aunque esté emocionalmente comprometido con las ideas y en general
se dedique a perfeccionar algo, o a poner a nuestro alcance las intuiciones de
un plan cósmico o de un orden divino muy alejado de la realidad de la vida
humana. En la mitología griega, donde muchos dioses eran antropomorfos, Urano
representa un principio tan remoto que ni siquiera se lo adoraba en ningún
altar. El actual interés por la ufología y la ciencia ficción simboliza la
búsqueda e una conexión con ese ser extraño, distante y ajeno al que en general
se considera de una inteligencia enormemente superior. La fantasía de criaturas
humanoides – o en ocasiones de seres angélicos provenientes del espacio
exterior – que se ponen en contacto con nosotros, los terrestres, está hoy muy
difundida, como lo ejemplifican películas como E.T. y Encuentros cercanos del
tercer tipo. En vez del “Jesús te ama” de la Era de Piscis, el mensaje de Acuario es “No estás
solo”. El tema de la revelación personal (Leo) se hace presente también en el
fenómeno de la “canalización”, en el cual frecuentemente está en juego
información que se considera que proviene de seres extraterrestres.
El siglo XX ha visto un renacimiento del
interés por las religiones orientales, y además la Nueva
Física describe una visión de la realidad que ofrece
apoyo a estas antiguas tradiciones. Aparte del aislamiento en que permanecían
las tradiciones mistéricas y esotéricas,
en Occidente hubo hasta hace poco un cisma infranqueable entre la visión
materialista de la realidad y las vivencias personales íntimas de naturaleza
mística o unitiva, que han sido eleboradamente conceptualizadas y expresadas en
el chamanistmo y en las principales religiones orientales. Con palabras de
Laurens van der Post: “Nos
hemos convertido en la mayor colección de sabelotodos que se haya visto jamás.
Pero la sensación de que nuestro conocimiento está contenido en una forma mayor
de ser que conoce ha desaparecido”. La idea de un plan divino (que incluya nuestra propia disciplina, la
astrología) o de un ser extraterrestre superinteligente responde ciertamente a
esta necesidad, ya que la mente individual no puede conocerse a sí misma
mediante un riguroso autoescrutinio, ni por la vía del psicoanálisis, la
astrología o las disciplinas espirituales.
La sabiduría, o “conocimiento de la mente”,
proviene más bien de la toma de conciencia de “ser conocido” por la Mente Unica y trascendente, tal
como una gota de lluvia podría darse cuenta súbitamente de que su origen está
en la nube de donde ha caído.
Desde el punto de vista astrológico, esta mente
universal está representada por Urano, en tanto que la sabiduría lo está por
Júpiter, el planeta interior mediante el cual podemos tener la vivencia de “ser
conocidos”, a menos que nos lo impida nuestro orgullo intelectual. Júpiter es
también el regente esotérico del signo de Acuario. En el mito, Quirón es medio
hermano de Zeus, y el planeta Quirón liga las órbitas de Júpiter, Saturno y
Urano, relacionados todos con el signo de Acuario. En la cruz mutable, Júpiter
es corregente de Piscis y de Sagitario; en la cruz fija es el regente esotérico
de Acuario. Júpiter y Quirón son corregentes de Sagitario, mediante el cual nos
llega la energía del Centro Galáctico, y por lo tanto ambos están íntimamente
vinculados con la transición desde la
Era de Piscis a la
Era de Acuario.
Respecto del eje Tauro/Escorpio, Quirón fue
descubierto a 3°8’ de Tauro y estaba en el mismo signo cuando se descubrió (o
cuando se “dio sustancia”) a Urano y Plutón. Durante los últimos tránsitos de
Quirón nacieron varias personas que salvaron diferentes niveles de conciencia
con un estilo auténticamente quironiano; muchas de ellas han afectado
profundamente nuestra visión de la realidad, y varias incursionaron ampliamente
en la filosofía oriental y la hicieron más accesible a los occidentales. La
lista incluye a Franz Anton Mesmer (pionero del hipnotismo y maestro de Freud),
Lewis Carrol (que se hizo famoso con Alicia en el País de las Maravillas),
Alice Bailey, Helena Blavatzky, Pablo Picasso, Paul Klee, James Joyce e Igor
Stravinsky; y más recientemente, a Colin Wilson (autor de The Outsider),
Stanislav Grof como también al propio Albert Einstein, cuya teoría de la
relatividad revolucionó la física hasta tal punto que la materia (Tauro) nunca
volverá a ser lo mismo.
En la historia de Quirón hay varios motivos
típicamente escorpianos: tras haber sido envenenado por la sangre de la Hidra , a la que con
frecuencia se asocia con Escorpio, soportó la muerte, el desmembramiento, el
sufrimiento y el renacimiento. Aunque muchas veces se ha profetizado un final
apocalíptico del mundo, ahora la humanidad tiene, literalmente, la capacidad
(Tauro) de autoaniquilarse (Escorpio). El reciente descubrimiento de Quirón en
Tauro ha coincidido con un incremento de la conciencia ecológica. En la teoría
de Gaia, James Lovelock describe a la
Tierra como un sistema viviente que se autorregula y que por
lo tanto es capaz de sobrevivir incluso a graves crisis ecológicas. Sin
embargo, si no quiere extinguirse como especie, será necesario que el Homo
Sapiens descubra el “uso correcto de los recursos”. Es más, de acuerdo con una
profecía actual, la vida biológica tal como la conocemos se apartará del
planeta Tierra hacia los comienzos del cuarto milenio. El uso de los recursos
es un tema de Tauro, en tanto que la naturaleza de vida o muerte de la cuestión
es nítidamente escorpiana.
En resumen, en la actualidad es posible
observar claramente cómo, en la vida individual, los temas quironianos actúan
más fuertemente por mediación de la cruz mutable, especialmente de Sagitario y
Virgo. Sin embargo, dentro de unos pocos centenares de años, cando la Era de Acuario esté más
establecida, quizá se lo vea funcionar por mediación de la cruz fija,
posiblemente como regente de Escorpio y en exaltación en Leo.
Trabajar con los problemas personales que
representa Quirón en nuestro horóscopo nos ofrece un medio de afirmarnos en
nuestra condición humana y también de definir nuestro peculiar aporte a esta
transición, en la cual todos participamos por el solo hecho de estar vivos en
este momento.
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