miércoles, 6 de junio de 2012

La Era de Acuario


Fragmento del libro “Significado y simbolismo de Quirón”, de Melanie Reinhart.

Así como a lo largo de la Era de Piscis se pueden percibir ecos de la cruz mutable, también podemos discernir vestigios de la cruz fija en el mito de Quirón y en las preocupaciones colectivas de la actualidad. Como el signo de Acuario describe algo referente al contexto religioso hoy emergente, dentro del cual se desplegará la religión del futuro, quizás estos vestigios ofrezcan algún indicio de lo que nos espera en el otro lado del umbral en que, colectivamente, nos encontramos hoy. ¿Cómo sería, cómo se sentiría –podríamos preguntarnos- una religión acuariana? ¿Qué clase de imagen de Dios irá consolidándose para dominar los próximos dos mil años?

Un tema importante de la Era de Acuario será, probablemente, el conflicto entre el individuo (Leo) y la tiranía (Saturno) que pueden ejercer las ideas colectivas (Urano) –políticas, científicas o religiosas- e incluso las aparentemente benignas aspiraciones a la fraternidad que abundan ya hoy en los círculos de la Nueva Era. Los pasos que llevan de la fraternidad al conformismo y de éste a la tiranía pueden ser asombrosamente pequeños. Para muchas personas, un grupo, el líder (Leo) de un grupo o el ideal constituído por una revolución social o un cambio de conciencia (Acuario) puede convertirse en un dios que, como cualquier cosa a la que se inviste con una poderosa energía transpersonal, es potencialmente peligroso en la medida en que su nombre sirva de estandarte para pisotear a los demás. Por ejemplo,  Quirón estaba en conjunción con Plutón en Leo cuando el Tercer Reich alcanzó la cima de su poder.

Por el lado positivo, en cuanto es el signo opuesto de Acuario, Leo sugiere la importancia que tiene descubrir nuestros propios centros creativos individuales (Leo), ya que sólo sobre esta base podemos participar en el fermento de nuestra época sin vernos arrebatados por el “pensamiento de grupo” (Acuario). También el tema de la revelación personal y de la experiencia religiosa (Leo) sugiere a Quirón como representante de la pauta arquetípica del chamán, y subraya la naturaleza esencialmente religiosa de la búsqueda de individuación. El signo de Leo nos insta a que encontremos, cada uno, nuestro propio sentimiento de un valor especial e individual, para no dejarnos absorber y deshumanizar por la identidad de cualquier grupo o sistema de ideas al que pudiéramos adherirnos (Acuario).

Las características acuosas y emocionales que el cristianismo recibió de Piscis están bien expresadas en los grandes oratorios clásicos, que con frecuencia dramatizan con gran patetismo el sufrimiento experimentado por los personajes bíblicos. Por el contrario, Acuario es un signo de aire, notorio por su desapego de los sentimientos personales, aunque esté emocionalmente comprometido con las ideas y en general se dedique a perfeccionar algo, o a poner a nuestro alcance las intuiciones de un plan cósmico o de un orden divino muy alejado de la realidad de la vida humana. En la mitología griega, donde muchos dioses eran antropomorfos, Urano representa un principio tan remoto que ni siquiera se lo adoraba en ningún altar. El actual interés por la ufología y la ciencia ficción simboliza la búsqueda e una conexión con ese ser extraño, distante y ajeno al que en general se considera de una inteligencia enormemente superior. La fantasía de criaturas humanoides – o en ocasiones de seres angélicos provenientes del espacio exterior – que se ponen en contacto con nosotros, los terrestres, está hoy muy difundida, como lo ejemplifican películas como E.T. y Encuentros cercanos del tercer tipo. En vez del “Jesús te ama” de la Era de Piscis, el mensaje de Acuario es “No estás solo”. El tema de la revelación personal (Leo) se hace presente también en el fenómeno de la “canalización”, en el cual frecuentemente está en juego información que se considera que proviene de seres extraterrestres.

El siglo XX ha visto un renacimiento del interés por las religiones orientales, y además la Nueva  Física describe una visión de la realidad que ofrece apoyo a estas antiguas tradiciones. Aparte del aislamiento en que permanecían las tradiciones mistéricas y esotéricas,  en Occidente hubo hasta hace poco un cisma infranqueable entre la visión materialista de la realidad y las vivencias personales íntimas de naturaleza mística o unitiva, que han sido eleboradamente conceptualizadas y expresadas en el chamanistmo y en las principales religiones orientales. Con palabras de Laurens van der Post: “Nos hemos convertido en la mayor colección de sabelotodos que se haya visto jamás. Pero la sensación de que nuestro conocimiento está contenido en una forma mayor de ser que conoce ha desaparecido”. La idea de un plan divino (que incluya nuestra propia disciplina, la astrología) o de un ser extraterrestre superinteligente responde ciertamente a esta necesidad, ya que la mente individual no puede conocerse a sí misma mediante un riguroso autoescrutinio, ni por la vía del psicoanálisis, la astrología o las disciplinas espirituales.

La sabiduría, o “conocimiento de la mente”, proviene más bien de la toma de conciencia de “ser conocido” por la Mente Unica y trascendente, tal como una gota de lluvia podría darse cuenta súbitamente de que su origen está en la nube de donde ha caído.

Desde el punto de vista astrológico, esta mente universal está representada por Urano, en tanto que la sabiduría lo está por Júpiter, el planeta interior mediante el cual podemos tener la vivencia de “ser conocidos”, a menos que nos lo impida nuestro orgullo intelectual. Júpiter es también el regente esotérico del signo de Acuario. En el mito, Quirón es medio hermano de Zeus, y el planeta Quirón liga las órbitas de Júpiter, Saturno y Urano, relacionados todos con el signo de Acuario. En la cruz mutable, Júpiter es corregente de Piscis y de Sagitario; en la cruz fija es el regente esotérico de Acuario. Júpiter y Quirón son corregentes de Sagitario, mediante el cual nos llega la energía del Centro Galáctico, y por lo tanto ambos están íntimamente vinculados con la transición desde la Era de Piscis a la Era de Acuario.

Respecto del eje Tauro/Escorpio, Quirón fue descubierto a 3°8’ de Tauro y estaba en el mismo signo cuando se descubrió (o cuando se “dio sustancia”) a Urano y Plutón. Durante los últimos tránsitos de Quirón nacieron varias personas que salvaron diferentes niveles de conciencia con un estilo auténticamente quironiano; muchas de ellas han afectado profundamente nuestra visión de la realidad, y varias incursionaron ampliamente en la filosofía oriental y la hicieron más accesible a los occidentales. La lista incluye a Franz Anton Mesmer (pionero del hipnotismo y maestro de Freud), Lewis Carrol (que se hizo famoso con Alicia en el País de las Maravillas), Alice Bailey, Helena Blavatzky, Pablo Picasso, Paul Klee, James Joyce e Igor Stravinsky; y más recientemente, a Colin Wilson (autor de The Outsider), Stanislav Grof como también al propio Albert Einstein, cuya teoría de la relatividad revolucionó la física hasta tal punto que la materia (Tauro) nunca volverá a ser lo mismo.

En la historia de Quirón hay varios motivos típicamente escorpianos: tras haber sido envenenado por la sangre de la Hidra, a la que con frecuencia se asocia con Escorpio, soportó la muerte, el desmembramiento, el sufrimiento y el renacimiento. Aunque muchas veces se ha profetizado un final apocalíptico del mundo, ahora la humanidad tiene, literalmente, la capacidad (Tauro) de autoaniquilarse (Escorpio). El reciente descubrimiento de Quirón en Tauro ha coincidido con un incremento de la conciencia ecológica. En la teoría de Gaia, James Lovelock describe a la Tierra como un sistema viviente que se autorregula y que por lo tanto es capaz de sobrevivir incluso a graves crisis ecológicas. Sin embargo, si no quiere extinguirse como especie, será necesario que el Homo Sapiens descubra el “uso correcto de los recursos”. Es más, de acuerdo con una profecía actual, la vida biológica tal como la conocemos se apartará del planeta Tierra hacia los comienzos del cuarto milenio. El uso de los recursos es un tema de Tauro, en tanto que la naturaleza de vida o muerte de la cuestión es nítidamente escorpiana.

En resumen, en la actualidad es posible observar claramente cómo, en la vida individual, los temas quironianos actúan más fuertemente por mediación de la cruz mutable, especialmente de Sagitario y Virgo. Sin embargo, dentro de unos pocos centenares de años, cando la Era de Acuario esté más establecida, quizá se lo vea funcionar por mediación de la cruz fija, posiblemente como regente de Escorpio y en exaltación en Leo.

Trabajar con los problemas personales que representa Quirón en nuestro horóscopo nos ofrece un medio de afirmarnos en nuestra condición humana y también de definir nuestro peculiar aporte a esta transición, en la cual todos participamos por el solo hecho de estar vivos en este momento.


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