Fragmento del libro “La misión de tu alma”, de
Linda Brady y Evan St. Lifer, Ediciones Urano.
¿Crees que tienes algún grado de
responsabilidad por el modo en que se despliegan las experiencias y los hechos
de tu vida?
Cuando les pregunto a mis clientes si “crean su
propia vida”, lo más normal es que me digan que sí. Después de todo, la
responsabilidad personal es una filosofía espiritualmente correcta y que en la
actualidad está en alza. Sin embargo, cuando experimentan una tragedia
específica en su propia vida, como un divorcio, la muerte de un ser querido, la
pérdida de un trabajo, muchos de estos mismos clientes responden diciendo:
“Pero yo no he creado eso”.
Existe una errónea percepción general acerca de
la teoría de la creación. Muchos creen que es una experiencia consciente e
intelectual: crear objetivos y comprometerse con ellos, así como planificar
estratagemas activas para organizarlos y afirmarlos. Algunos creemos –y muchos
libros recientes lo corroboran- que si visualizamos un resultado positivo, si
creamos un mantra y nos concentramos en él constantemente y tomamos medidas que
apoyen la creación, conseguiremos lo que queremos.
Otros piensan que la creación de la vida es un
proceso inconsciente cuyos rudimentos residen en nuestra psique. Jung, por
ejemplo, creía que tendemos a reprimir y almacenar en el inconsciente las
emociones y creencias con las que nos sentimos menos cómodos. Más tarde, en el
momento en que lo considera apropiado, nuestro inconsciente trae esos sentimientos
reacios a nuestra mente consciente y los crea externamente. En otras palabras,
Jung afirmaba que proyectamos una parte inconsciente de nosotros mismos en la
gente que nos rodea. Por ejemplo, si has reprimido toda tu agresiva cólera,
luego la proyectarás en uno de tus amigos íntimos o en algún familiar, al que
verás como poseedor de esa misma agresividad, de modo que puedas aprender de
ella.
Si bien es cierto que el inconsciente, el
intelecto y las emociones desempeñan un papel importante en la creación de
nuestra vida, personalmente creo que son complementos del papel fundamental del
alma.
¿Por qué creamos nuestra vida para ser como es, con sus diferentes
experiencias y relaciones? Porque nuestra alma anhela que tengamos esa vida
para aprender nuevas lecciones y evolucionar hacia un orden espiritual más
alto.
La creación del alma es la práctica de asumir
la responsabilidad última por el modo en que nuestra vida se revela. Nuestra
alma crea exactamente la vida que necesitamos.
Sin embargo, la diferencia entre nuestro
intelecto, nuestras emociones y nuestra alma reside en que los primeros se
relacionan solamente con nuestra personalidad y sus experiencias vitales
actuales. La tarea de crear nuestra vida proviene del alma, una dimensión que
trasciende esta vida y sus cambios.
“Bienvenida, oh vida! Voy a encontrar por enésima vez la realidad de la
experiencia, y en la herrería de mi alma forjaré la conciencia increada de mi
raza.” (James Joyce, Retrato del artista adolescente).
2 comentarios:
Ana
Buenos días
EStoy consultando sobre la influencia que ejerce la galaxia andrómeda sobre las personas?
Tal vez me puedes ayudar con algún tipo de información?
Muchas gracias
Que tengas un buen día
Bendiciones
Mónica
Mónica: lamentablemente no puedo ayudarte con ese tema. Un saludo!
Ana
Publicar un comentario