jueves, 12 de abril de 2012

La Práctica de la Astrología y la Síntesis Horoscópica


Texto de  Stephen Arroyo.


Para comprender y practicar la astrología de la mejor manera posible, tenemos que poseer una clara filosofía y un sentido más claro de nuestra finalidad. Si no poseemos eso, entonces, evidentemente es muy difícil diferenciar entre ideas, teorías y técnicas. Entonces no tenemos base y, con facilidad, nos hacen salir por innumerables tangentes.

En primer lugar, tengo que recalcar que no puede sustituírse la captación intuitiva del mapa integral, lo cual equivale a decir, una captación intuitiva de la persona integral. Esto sólo puede desarrollarse con el tiempo, a partir de muchísima experiencia con muchísimas personas y mapas. Sin importar cuántos métodos o mediciones usemos, esta captación intuitiva de la totalidad de un mapa y de una persona sólo podrá provenir del tiempo y de la experiencia. Algunas personas nacen con la aptitud para desarrollar de modo comparativamente rápido esa capacidad; eso no lo negaré. Otras personas necesitan muchos años de práctica consciente y desarrollo personal antes de que (a menudo, muy repentinamente) se asiente una visión totalizadora. Pero, sin importar qué clase de persona seamos, ningún escogido enfoque analítico sobre aislados y específicos factores del mapa podrá reemplazar ni igualar una comprensión de la totalidad de la naturaleza y la pauta energética de un individuo. Y esta comprensión total por lo común puede ocurrir solamente en persona con un cliente, a menos que uno tenga muchísimas dotes psíquicas. Y aunque tuviéramos suficientes dotes psíquicas como para sintonizarnos con una persona  la que nunca vimos, tan sólo a través del mapa (como en las “lecturas” que, a vuelta de correo, muchos efectúan), para hacer eso habrá que poner en juego una tremenda cantidad de energía psíquica. Observen esto: no digo que sea imposible lograr a distancia esta comprensión total y sintética de una persona en su mapa. Sin embargo, digo que es mucho más difícil, mucho más agotador, mucho más peligroso y, con frecuencia, más engañoso e inexacto; y poquísimas personas pueden realmente hacerlo bien y con coherente precisión. Muchas personas dedicadas a la astrología son, al menos, poseedoras de cierta sensibilidad psíquica, pero, ¿por qué agotarse? ¿Qué estamos tratando de conseguir? ¿Por qué no tener físicamente presente a la persona, siempre que sea posible, para que ella pueda aportar la energía necesaria mediante un diálogo genuino y minucioso?

Mientras amontonemos un análisis sobre otro, tratando de conjeturar toda clase de minúsculos pormenores de la vida, y descuidemos la facultad intuitiva, no podremos sintetizar. Más valioso sería –y más útil- prestar atención a las raíces y a la savia del árbol de la vida, que pasarnos todo el tiempo tratando de contar y clasificar cada hoja de ese árbol, el cual es un trabajo que nunca podrá terminarse. Pero si comprendemos respecto de ese árbol sus energías fundamentales, sus necesidades nutritivas, la corriente de su savia y la estructura de sus raíces, entonces, sus hojas se cuidarán solas; las hojas estarán sanas si las raíces y la savia están sanas.

Por eso recalco siempre los cuatro elementos, que constituyen las energías de la vida, la savia del árbol. Pero la mente humana es tal que puede reunir una cantidad infinita de lindas triquiñuelas para entretenerse y permitir que la mente se felicite por ser tan perspicaz. Sin embargo, la perspicacia nada tiene que ver con la comprensión ni con el hecho de ver el gran cuadro de la vida. En el nivel arquetípico, adviertan cómo Geminis es siempre opuesto a Sagitario: la perspicacia sin contexto, contrastada con sistemas que examinen en gran escala el significado y la creencia. Si tan sólo utilizamos la perspicacia y el análisis, y la disección mental de un mapa, desde luego los métodos, hechos, correlaciones y seudo-hechos resultantes no tienen fin, como todos lo podemos apreciar por la proliferación caótica y sin dirección de “nuevas técnicas” astrológicas en años recientes. Pero proseguir con ese enfoque limitado jamás conducirá por sí solo a una comprensión ni siquiera a descubrimientos útiles.

Mientras prosigamos atribuyéndole a la astrología más de lo debido, no podremos sintetizar. Mientras sigamos atribuyéndole a la astrología un alcance más vasto de su aplicación que el que ella puede útilmente cumplir, inducimos malos entendidos, desorientamos a nuestros clientes prometiéndoles más de lo que podemos cumplir y prestamos un mal servicio a la grandeza y la potencialidad verdaderas de la astrología. Si en el mapa lo buscamos todo, no podremos sintetizar jamás. Si tratamos de explicarlo todo a través de pormenores astrológicos, olvidamos mirar la vida misma en procura de revelación e inspiración. Sencillamente, tenemos que reconocer que la astrología tiene sus límites, como cualquier herramienta, cualquier invento, cualquier sistema de pensamiento.

Con cuanta asiduidad seguiremos en nuestra interpretación el camino equivocado si no contamos con la constante prueba de la realidad, consistente en relacionar repetidamente los símbolos con las intenciones, los sentimientos, las necesidades, los temores y los ideales del individuo; en otras palabras, con la vida interior y la experiencia interior de la persona. Si carecemos de esta comprobación de la realidad, efectuaremos toda clase de conjeturas sobre la vida, los valores y las preferencias de la persona, que resultarán erróneas.

Al tratar de captar la totalidad de una persona con la herramienta astrológica, es preciso concentrarse en los temas mayores del mapa porque reflejan los temas mayores de la vida de la persona. A la hora de lograr una evaluación significativa de los principales problemas de la vida de la persona, el hecho de que en un mapa se pongan demasiados factores hace más difícil discernir entre los temas importantes y los pormenores periféricos. Puesto que, a través del mapa natal podemos racionalizarlo casi todo, y cuanto más es esto así, más puntos, métodos y planetas menores usamos, mi opinión es que deberíamos usar una mínima proporción de factores mayores y confiables a fin de ver con claridad a un cliente y su situación. De lo contrario, proyectaremos confusión sobre el cliente, y no orden.

Los astrólogos que usan demasiados factores celestes hallarán cada vez más difícil discernir entre lo que es importante y lo que no lo es, Las personas no acuden a los astrólogos para hallar confusión o recoger un millón de pormenores y especulaciones insignificantes; acuden para encontrar en sus vidas un poco de claridad y dirección. Aunque quisieran que les efectuáramos predicciones, ese es el modo que esas personas tienen de pedir claridad.

Tal como con un microscopio, todos los profesionales de la astrología usan variadas lentes. Según el campo especial de estudio que el individuo tenga, o sea, según lo que tenga que ver, elige ciertas lentes sobre otras, lo cual equivale a decir que se inclina hacia diferentes métodos y sistemas. De allí que a todos los diversos métodos, procedimientos, enfoques, técnicas y puntos de vista podríamos considerarlos meramente como diferentes lentes del macroscopio astrológico. Todos usamos ciertas lentes, y si encontramos que una lente nos ayuda sustancialmente a ver el nivel de realidad que queremos  ver, entonces, sin duda, empezamos a valorizarla y seguimos usándola.

Me parece que los principios fundamentalísimos de la astrología son lentes extremadamente pulidas, finísimas: los signos, los planetas, los significados primarios de las casas, los aspectos mayores, etc. Miles de astrólogos usaron estos factores quién sabe durante cuánto tiempo. Y, mediante observación, comprobación y equivocación, pulieron reiteradamente esas lentes hasta que podemos confiar en la claridad y agudeza que esas lentes pueden revelar.

Un astrólogo debería, en consecuencia, pulir una lente continuamente durante muchos años antes de pasar a otra. Usemos un sistema solo y quedémonos con él por un tiempo; usemos sólo lo fundamental; usemos un solo sistema de casas por largo tiempo, a menos que empiece a parecernos malo para nuestro trabajo, en cuyo caso deberíamos cambiarlo y usar entonces el nuevo sistema durante largo tiempo. Pero tenemos que pulir esa lente, porque  la astrología es un modo de ver, y por esa razón depende tanto de cada profesional y de la personalidad y del nivel de consciencia de éste.

Lo que queremos es calidad, no cantidad. Tenemos que dominar, en primer lugar, un modo de ver las cosas, y una vez que hayamos hecho eso, entonces no sólo sabremos qué podremos hacer sino también cuáles son sus límites. Tenemos que conocer para qué son adecuadas nuestras herramientas, nuestras lentes, y sobre qué clases de análisis, sobre qué clases de conocimiento y sobre qué niveles de la realidad se enfocan. En otras palabras, es útil y aconsejable definir los parámetros y el alcance dentro de los cuales nuestras lentes particulares son más eficaces y se enfocan con más nitidez y claridad. Definir esto nos ayuda a discernir y ayuda a nuestro cliente a saber si somos la clase de consultor que aquél quiere ver.

Repito: especialmente en los primeros años de estudios astrológicos, me parece que lo mejor –y sé que algunos de ustedes, que son maestros, han descubierto esto- es usar la cantidad mínima de factores mayores confiables necesarios para que nos permitan ver con claridad a un cliente y su situación. Y luego… seguir a partir de allí.

Concentrarse en lo que es importante en la naturaleza y la vida de la persona, y en qué clase de persona es ésta. Este es el camino hacia la “síntesis horoscópica”. El mapa natal está realmente sintetizado y plenamente comprendido dentro de cada individuo y dentro de la textura de su vida. Aunque evacuemos una consulta por teléfono de larga distancia, obtengamos primero algunos antecedentes. Preguntemos a la persona qué es lo que quiere, qué la confunde, qué opciones ve y qué decisiones mayores exigen su atención.

¡Si los astrólogos se concentran en lo trivial, en realidad están trivializando la astrología!


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