Diferentes reflexiones extraídas de obras de Alice Bailey, sobre un tema
del que mucho se habla pero –aún hoy-
poco se comprende.
- La energía es ya considerada como todo lo que ES;
la manifestación es manifestación de un mar de energías, con algunas de
las cuales se construyen las formas, otras constituyen el medio en que
viven, se mueven y tienen su ser dichas formas, y aún otras animan tanto a
las formas como a su medio ambiente sustancial. Debe recordarse también
que las formas existen dentro de las formas.
- Cuando nos hallamos en una habitación, somos una
forma dentro de otra forma; esa habitación es una forma dentro de otra que
es la casa, y ésta a su vez es similar a otras casas, colocadas unas sobre
otras o al lado de otras, y juntas constituyen una forma mayor. Sin
embargo, estas diversas formas están compuestas de sustancia tangible que
–al ser coordinadas y reunidas por algún canon o idea reconocida en la
mente de algún pensador- crea una forma material. Esta sustancia
intangible está compuesta de energías vivientes que vibran en estrecha
relación; no obstante, tiene su propia cualidad y vida cualificada.
- El verdadero educador debería trabajar con
energías en un mundo de energía; enseñar que estas energías están
matizadas y cualificadas por característicos atributos divinos, y que cada
ser humano puede, por lo tanto, ser considerado como un conglomerado de
energías, dominado por un determinado tipo de energía que sirve para
diferenciarlo de sus semejantes y a su vez establecer las diferencias
entre los seres humanos. Si es verdad que existen siete tipos principales
de energía que cualifican a todas las formas, y que a su vez estos siete
tipos se subdividen en otros cuarenta y nueve tipos de energía
cualificada, surge claramente la complejidad del problema. Si es verdad
que todas estas energías actúan constantemente sobre la sustancia energía
(espíritu-materia), que produce “las miríadas de formas que componen la
forma de Dios” (Bhagavad Gita XI), y que cada niño es la representación
microcósmica (en cierta etapa de desarrollo) del Macrocosmos, es evidente
la magnitud del problema, y el alcance del servicio que se nos demanda
exigirá al máximo el empleo de los poderes que cada ser humano puede
expresar en un momento dado, en tiempo y espacio.
- El acercamiento fundamental de quienes tratan de
captar el esoterismo o enseñarlo a los estudiantes, consiste en hacer
hincapié en el mundo de las energías y reconocer que detrás de todo lo que
acontece en el mundo de los fenómenos (quiero significar los tres mundos
de la evolución humana), existe el mundo de las energías, las cuales son
de la mayor diversidad y complejidad, pero todas se mueven y actúan bajo
la ley de Causa y Efecto.
- El efecto del impacto de la energía depende de la naturaleza del
vehículo de respuesta. El hombre reccionará a las
energías afluyentes de acuerdo a su equipo y a la naturaleza de sus
cuerpos. Este enunciado es fundamental. Es una ley y debería ser
considerada muy cuidadosamente. Los efectos producidos sobre los hombres
por un Maestro o un iniciado, difieren ampliamente, porque cada hombre
introduce el impacto de Su vibración, un tipo de cuerpo físico, una
naturaleza astral o emocional y una mente que es distinta de las demás en
cada caso. El empleo que cada uno hace de la energía estimuladora será
diferente; el enfoque de su conciencia es muy distinto; su tipo de mente
completamente distinta, también lo son sus centros, su actividad y su
organización interna. Lo mismo sucede en los grupos, las organizaciones y
las naciones.
- Debido al esfuerzo de incontables miles de
hombres y mujeres de todas partes, las energías que hasta ahora sólo
podían penetrar hasta la sustancia jerárquica y a los niveles del plano
mental superior, hoy pueden, por primera vez, arraigarse exitosamente en
los niveles físicos densos o, por lo menos, en los niveles etéricos. Esta
realidad es mucho más importante de lo que creen.
- La energía puede emplearse en líneas erróneas,
produciendo separatividad y dificultad o en líneas correctas, conduciendo
a la armonía y a la comprensión, pero la energía está allí y debe causar
efectos en cualquier caso. Igual que en la vida del individuo, cualquiera
de los rayos dominará y controlará debido a los resultados de la acción de
la vida del alma sobre el aspecto forma. Si la persona o nación está
orientada espiritualmente, el resultado del impacto de la energía será
bueno y conducirá al desarrollo del plan divino, siendo totalmente
constructivo. Allí donde domina la fuerza de la personalidad, los efectos
serán destructivos y obstaculizarán el surgimiento del propósito divino.
Sin embargo, también la fuerza destructiva puede trabajar y, finalmente,
lo hace para el bien, porque el curso de la fuerza evolutiva es
inalterable. Puede demorarse o apresurarse de acuerdo al propósito, la
aspiración y la orientación de la entidad (humana o nacional); puede
expresar el propósito del alma o el egoísmo de la personalidad, pero el
impulso hacia el mejoramiento triunfará inevitablemente.
- ¿Me interpretarán mal si digo que la enfermedad es
energía que no funciona de acuerdo al plan o como sería de desear? Las
energías que afluyen son puestas en relación con las fuerzas, dando por
resultado buena salud, formas adecuadas y fuertes, y actividad vital; sin
embargo, las mismas energías afluyentes, pueden ser puestas en relación
con las mismas fuerzas, estableciéndose un punto de fricción, produciendo
una zona enferma, dolor, sufrimiento y quizás muerte. Las energías y las
fuerzas siguen siendo de la misma naturaleza esencialmente divina, pero la relación establecida produjo el
problema. Si se estudia esta frase será evidente que esta definición puede
incluir todo tipo de dificultad, y el productor final de la situación (sea
buena o mala) es el aspecto
relación. Esta afirmación es de gran importancia para toda reflexión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario