domingo, 15 de enero de 2012

La Difuminación de los Límites


Fragmentos del libro “Los dioses del cambio” (El dolor, las crisis y los tránsitos de Urano, Neptuno y Plutón), de Howard Sasportas. Reflexiones para comprender los tránsitos de Neptuno en la carta natal.


Los tránsitos de Neptuno aflojan nuestro control sobre lo que tiene acceso a la conciencia y lo que permanece fuera de ella. En un sentido, esto significa que la imaginación puede desatársenos sin freno: empezamos a ver cosas que en realidad no existen y creemos que están teniendo lugar sucesos que de hecho son ilusorios. Podemos perdernos en ensoñaciones y fantasías, quedando fuera de contacto con la realidad concreta. Nuestra capacidad de concentración se resiente, es decir que somos menos eficientes en actividades que hasta ese momento ejecutábamos con facilidad. También puede ser que perdamos todo sentido de la proporción en relación con el planeta con que Neptuno esté contactando por tránsito.

El engaño y la deshonestidad también son problemas que se relacionan con Neptuno, merced a la tendencia de este planeta a borrar las distinciones y restar definición. Bajo la influencia de un tránsito de Neptuno podemos ser nosotros quienes engañemos a los demás. Pero un tránsito de Neptuno también puede significar que seamos víctimas del fraude o de la deshonestidad de otra persona.

En otro sentido más luminoso, la tendencia neptuniana a difuminar las fronteras del yo tiene además el efecto de estimular la  imaginación creadora. Nos volvemos más receptivos a lo que se conoce como el “ámbito de lo imaginario” o “ámbito mítico”, es decir, el plano de la existencia donde circulan imágenes, ideas y sentimientos de dimensión universal y arquetípica. En caso de darse alguna forma de canalización creativa, podemos convertirnos en el medio a través del cual estas imágenes puedan ser transmitidas a otros. También los místicos y los profetas de hoy tienen acceso a este ámbito y reciben “mensajes” o visiones que luego comunican al mundo. Pero bajo la influencia de un tránsito de Neptuno, la certeza de estos mensajes depende, de hecho, de la “pureza” del medium en cuanto canal de transmisión. Los prejuicios personales y los complejos emocionales no resueltos (como, por ejemplo, un deseo infantil de omnipotencia) pueden oscurecer o deformar la verdad de lo que está transmitiendo.

Neptuno ablanda el ego y disuelve la separación, lo que significa que somos más sensibles a lo que otras personas sienten. El aumento de nuestra capacidad de empatía puede orientarnos hacia trabajos o actividades tendentes a cuidar de otros menos afortunados que nosotros. Este puede ser un uso constructivo de un tránsito de Neptuno, pero también debemos darnos cuenta de los logros personales que tal vez estemos alcanzando al prestar un servicio de naturaleza aparentemente “desinteresada”. De modo similar, bajo la influencia de un tránsito de Neptuno, es probable que se nos pida que dejemos a un lado nuestras necesidades en interés de lo que quieren o necesitan otros. Aunque esta posibilidad de dar y de comprometerse puede ser el signo distintivo de la madurez, en ocasiones indica una debilidad de carácter que puede ser usada para manipular encubiertamente a los demás. Muchos supuestos “mártires” andan por el mundo cargando con gran cantidad de resentimiento oculto por lo que habrá que analizar tanto los beneficios como los peligros psicológicos de un comportamiento desinteresado manifestado durante un tránsito de Neptuno.


La disolución del yo no significa tener automáticamente una vivencia estática de nuestra naturaleza infinita e ilimitada. Perder las fronteras del ego puede dar en ocasiones la sensación de que uno se reventara por las costuras; perdemos el control de aquello a lo que se permite (o se niega) el acceso a la conciencia y como resultado es probable que nuestra identidad presente sea invadida por partes de nosotros mismos que hasta ese momento habíamos conseguido mantener a raya. La confusión respecto de quiénes somos en realidad nos lleva a no saber ya lo que queremos en la vida. La nostalgia neptuniana por retornar a un estado de bienaventuranza primaria puede conducir también al escapismo, a tendencias suicidas y a la tentación de perder el yo en las drogas, el alcohol o en cualquier circunstancia o persona que se nos presente.

La derrota del ego es una experiencia de abatimiento y de humillación. Cuando Neptuno en transito forma aspectos con nuestros planetas natales, es frecuente que nos encontremos en situaciones en las que no queremos estar, pero que no podemos hacer nada por remediarlo. Con frecuencia nos veremos obligados a reconocer que “ahí fuera” hay fuerzas mayores y más poderosas que nosotros. Descubriremos que en realidad no es en modo alguno el yo quien dirige el espectáculo, sino que a veces él también tiene que inclinarse ante una voluntad superior.

Es frecuente que los tránsitos de Neptuno nos pidan que sacrifiquemos aspectos de nuestra vida y de nuestra identidad que han sido importantes para nosotros. Puede haber personas o cosas que queremos desesperadamente, o que sentimos que necesitamos, pero el cosmos, el hado o nuestro Ser superior – depende de cómo queramos llamarlo – no está dispuesto a concedernos lo que con tanta urgencia deseamos. Aprender a renunciar es una lección neptuniana. Bajo la influencia de ciertos tránsitos de este planeta, podemos encontrarnos con que el mundo se nos desmorona. El suelo desaparece bajo nuestros pies y las estructuras y los apuntalamientos que dábamos por seguros se desploman. Nos sentimos impotentes y a merced de la vida. Mientras esto sucede, es difícil imaginar que de la disolución que experimentamos pueda salir nada positivo. La sensación es más bien la de una maldición que la de una fuerza superior que esté actuando a favor nuestro o favoreciendo nuestro crecimiento. Queremos aferrarnos a lo que se va, atrasar el reloj y mantener las cosas tal como estaban, pero por más que nos esforcemos, nuestros intentos de conseguirlo siempre fallan. Sólo cuando finalmente renunciamos y nos relajamos, creamos la posibilidad de que llegue algo que nos ayude a superar nuestras dificultades y a dar el paso siguiente para entrar en una nueva fase de la vida. Orfeo, el héroe griego, tuvo que aprender esta lección, y la historia de su amor por Eurídice es un ejemplo de lo que puede suceder cuando Neptuno está transitando por nuestra carta.


Neptuno representa aquella parte de nosotros que, en el corazón mismo de nuestro ser, está ávida de disolver las fronteras y las divisiones que nos impiden tener la vivencia de nuestra unidad esencial con el resto de la vida. Para poder hacerlo tenemos que renunciar hasta cierto punto a nuestro ego, es decir, a nuestro sentimiento de ser un “yo” aparte. En sus tránsitos, Neptuno puede aportarnos el tipo de vivencias espirituales o experiencias cumbre mediante las cuales llegamos a trascender momentáneamente nuestra realidad normal de “yo-aquí-dentro” opuesta a “tú-ahí-fuera”, y a tener atisbos de aquella parte de nosotros que es universal e ilimitada. Cuando Neptuno está activo en nuestra carta, estos súbitos avances en la conciencia pueden producirse espontáneamente, en cualquier parte y en cualquier momento, aunque con frecuencia van asociados con ciertos sentimientos o actividades: momentos de serena comunión con la naturaleza, escuchando música, meditando ya sea a solas o en grupo, y otros semejantes.

El deseo de expansión y crecimiento espiritual está siempre dentro de nosotros, pero hay ciertos períodos en la vida en los cuales se activa con más fuerza. Bajo la influencia de los tránsitos de Neptuno, la necesidad religiosa o mística puede ser movilizada por una insatisfacción o una disconformidad creciente con nuestra vida y nuestros logros actuales; quizás hayamos tenido un éxito financiero o social admirable y, sin embargo, nos descubrimos pensando: “Bueno… ¿y qué, eso es todo?”. Vacíos pese a haber conseguido cosas y logros externos, quizás nos encontremos con que la atención se vuelve hacia adentro y buscamos ahora el significado y la realización en el mundo interior del espíritu. 


1 comentario:

ZALMA dijo...

He tenido un largo tránsito de nepturo por mi signo Y CONSIDERO QUE LO QUE EXPRESAS ES VERDAD ABSOLUTA.
Me gusta mucho la política y me ha extrañado que mucha gente haya calificado mis opiniones como de CONSPIRATIVAS.
PARECE QUE TENIAN RAZON.