Fragmento del Capítulo 1 del libro ““Guía de
asesoramiento astrológico” (Astrología y Psicoterapia), del Dr. Bernard
Rosenblum (médico psiquiatra y astrólogo, New York). Ediciones Kier, Argentina.
En realidad, cuando un cliente está
“dispuesto”, sale en busca de un astrólogo calificado, eso señala buena
disposición a educarse con las enseñanzas
de una psicología arquetípica, con una “escuela de la sabiduría”, por
decirlo así. El cliente – que ahora podríamos denominar mejor como “el
estudiante” – se sensibiliza ante la naturaleza de las fuerzas y los principios
universales y cómo se manifiestan en su psique y en su vida.
¿En qué sitio de nuestra cultura, de nuestras
Universidades, o de nuestras psicoterapias, se nos enseña – como ocurre en la
astrología – sobre las dolorosas, pero necesarias, experiencias de crecimiento
simbolizadas por el planeta Saturno, al igual que sus útiles funciones de
enfoque y concentración? ¿En qué otro sitio aprendemos sobre la contrastante
energía del planeta Júpiter, con sus ofrecimientos de comodidad, abundancia,
entusiasmo y aventura, así como el hecho de que hasta esta energía expansiva
puede ser perjudicial si no se equilibra con el resto de nuestras necesidades?
¿Y en qué otro sitio aprendemos sobre los diferentes tipos de transformación
expresados por Urano, Neptuno y Plutón? ¿O que todos tenemos las mismas
cualidades, necesidades y oportunidades esenciales (simbolizadas por las casas
y los signos) pero con diferentes énfasis y pautas, y que una de las tareas de
nuestra vida es la de equilibrar y armonizar estas energías, aunque a veces
sean polos opuestos?
El hecho de que aprendamos sobre la
significación de los planetas, signos, casas, aspectos y ciclos nos enseña
acerca de la naturaleza de la condición humana. La astrología tiene en cuenta
la variedad de temperamentos individuales dentro de la ley universal como
ningún otro sistema lo hace. Los diferentes esquemas de la psique, como los
describieran Freud, Jung y Reich, son potentes y válidos; los astrólogos
deberían entenderlos cabalmente para ampliar su vision y su trabajo,
especialmente respecto de la represión, del inconsciente y de la liberación de
fuerzas inconscientes. Lo que el horóscopo procura, y los grandes maestros en psicología
no, es un cuadro inmediato e integral de las pautas y texturas de la
personalidad individual y, a través de ello, una visión equilibrada y a
largo plazo de cómo trabajar con ese individuo.
Como cualquier otro instrumento para el
adelanto del desarrollo psicológico y espiritual de las personas - incluída la psicoterapia -, la astrología
carece, a veces, de una óptima eficacia.
Las razones del fracaso actual de la astrología
en manifestarse en un nivel coherentemente alto son muchas, y algunas de ellas
no son bien comprendidas:
- En
nuestra cultura no se aprecia seriamente la importancia de los conceptos
astrológicos, lo cual llega incluso a afectar a muchas personas que
precisamente buscan una guía en la astrología.
- Muchos
astrólogos están, en la actualidad, insuficientemente instruídos sobre los
procedimientos y técnicas puramente astrólogicos que usan en su trabajo.
- Los
astrólogos, en su mayoría, tienen poca o ninguna instrucción sobre los
conceptos y las técnicas de consejo, y escaso conocimiento de algunas
teorías básicas de la psicoterapia.
- Los
problemas emocionales y psicológicos no resueltos por parte del astrólogo
inhiben a veces su eficacia en su relación con el cliente.
- Sean o no conscientes de ello, los clientes abrigan a menudo temor y falta de aptitud para examinar sinceramente el significado de lo que un astrólogo competente está describiendo realmente.
Lo irónico es que parecidas dificultades se
experimentan en el mundo de la psicoterapia, salvo que los psicoterapeutas y su
labor reciben más alta consideración en nuestro mundo actual, en el que la
medicina y la ciencia estadística reinan supremas.
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