Fragmento del Capítulo V del libro “Guía de
asesoramiento astrológico” (Astrología y Psicoterapia), del Dr. Bernard
Rosenblum (médico psiquiatra y astrólogo). Ediciones Kier, Argentina.
Por varias razones es evidente que el consejo
astrológico no está completamente separado del campo de la salud mental. Muchos
son los astrólogos que estudian el modo de dar consejo, y psicología, en
universidades de todo el país; en sus disertaciones y clases, los astrólogos
usan muchos vocablos psicológicos modernos que no son de origen astrológico,
como por ejemplo, ego, super-ego,
proyección, identificación, inconsciente, etc.; los astrólogos se enfrentan
con situaciones en las que deben ser capaces de evaluar en un cliente estados
emotivos graves y de trasladar a esa persona a otra forma de curación; una
mayor proporción de público en general empieza a considerar seriamente a la
astrología y a situarla, en un contexto, con las demás filosofías y psicologías
aceptadas; algunos astrólogos empiezan a trabajar con psicoterapeutas.
Es necesario que cada disciplina evolucione
para que no se pongan de manifiesto la rigidez y la estrechez de miras. Opino
que los astrólogos pueden evolucionar si siguen sendas diferentes pero
relacionadas entre sí: a) la investigación científica de personas como
Gauquelin y otros; b) la orientación hacia la psicología profunda por parte de
astrólogos como Stephen Arroyo, Liz Greene, Robert Hand, Richard Idemon y
otros; c) el hecho de que se disponga de vastos programas de enseñanza
astrológica; y d) la asimilación de la teoría y la técnica correspondientes al
consejo no astrológico y a la psicoterapia.
Este último aspecto es particularmente
relevante.
Es evidente la necesidad de semejante
fertilización recíproca. Ambas formas de consejo – la astrológica y la no astrológica – tienen algo que a la
otra le falta. El consejo astrológico proporciona un esquema simbólico para
comprender las pautas psicológicas básicas del individuo, al igual que los
ciclos evolutivos que la persona tiene que pasar. Tal cuadro total ayuda porque
da perspectiva y conocimiento personal para resolver la lucha por la vida. Pero
la astrología carece de un conjunto de técnicas específicas para ayudar a las
personas a que resuelvan los conflictos y problemas que aquélla describe tan
claramente. En contraposición, el consejo no astrológico posee la interacción
viva entre cliente y consejero a fin de que ambos trabajen. Debido a esto, el
consejero deberá ser afecto al uso de eficaces técnicas de exploración y
entrevista. El consejero no astrológico está preparado para buscar: cuál es la
necesidad inmediata y la capacidad emotiva de su cliente; los conflictos
subyacentes, las motivaciones, los bloqueos y las defensas y “roles” confusos;
la dinámica de interacción de consejero y cliente; y el concepto personal
básico en cuanto se relaciona con la situación total de vida del cliente.
Estos y otros métodos de consejo podrían
aprenderse, en alguna medida, en un buen curso de consejo o psicología. ¿Cómo
serviría esto al astrólogo? Primero, mediante el uso de alguna exploración
inicial de la vida y las actitudes del cliente antes de la parte astrológica de
la consulta, el astrólogo estaría más capacitado para evaluar las necesidades
de su cliente. A su vez, esto estimularía la participación del cliente durante
la “lectura”, haciendo que el intercambio sea más dinámico, más vivo y
potencialmente más útil.
Luego, en consultas complementarias, el
astrólogo tendría algunos modos prácticos de ayudar al cliente a que resuelva
los complejos y tensiones que el mapa natal, las progresiones y los tránsitos
revelen. En el caso no común de que haya alguna psicopatología grave, el
astrólogo estaría mejor capacitado para evaluarla y, de esta manera, tratarla
más inteligentemente.
A su vez, en la medida en que se acreciente la
destreza consultiva y psicológica del astrólogo, podría empezar a brindar una
clase especial de trabajo de evolución astro-terapéutica.
Con bastante instrucción complementaria, todo
esto se halla dentro de lo posible, puesto que las herramientas astrológicas
requieren una exploración psicológica profunda que no está al alcance del
consejero no astrológico.
El astrólogo que procuró para sí experiencia en
consejo y terapia, tiene oportunidad de una mayor evolución. Somos pocos los
que no nos beneficaríamos con alguna clase de desarrollo psicológico, y la
terapia es una senda importante que conduce a eso. Además, no hay aprendizaje
tan eficaz como algo que uno mismo experimentó.
Creo que los astrólogos podrán desarrollarse
más profesionalmente mediante la lectura y el cambio de ideas con otros grandes
escritores modernos, especializados en psicología, como Jung, Freud y Reich,
entre otros. Esto podrá hacerse dentro de un marco universitario, o en el
propio ámbito. La bibliografía de estos autores es vasta, pero incluso una
mínima familiarización con aquélla es indispensable para quienquiera que
incursione las artes asistenciales y curativas.
Finalmente, los astrólogos podrán desarrollar
su destreza y su ojo clínico congregando regulares “grupos participativos”.
Mucho más que las conferencias, estos grupos ayudan al astrólogo a que éste se
sienta menos aislado y proporcionan una muy necesaria salida para la
formulación de preguntas y una fuente de apoyo y aprendizaje mutuos.
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