Fragmento del Capítulo 1 del libro "Dinámica y análisis de los aspectos", de Bil Tierney
El análisis correcto de los aspectos es crucial para interpretar
cualquier carta natal. Los aspectos tejen una trama de energías, poderosa y
cargada de intenciones, que conectan las muchas partes del horóscopo. Delinean
un montaje complejo y único de campos de fuerza concebido para estimular la
individualización de cada psique humana en desarrollo.
Aunque los aspectos son
muy importantes, muy pocos estudiantes de astrología parecen captar con
claridad los principios fundamentales, que constituyen la base de los aspectos
frecuentemente usados para delinear una carta natal. Por ejemplo, la astrología
contemporánea considera a la conjunción como un aspecto que enfatiza la
auto-motivación y la expresión directa de los impulsos subjetivos, pero olvida
que es un aspecto ligado también con la disminución de la objetividad y con
una percepción limitada de los otros. ¿Por qué motivo? ¿Es el sextil, como lo
establece la tradición, un trígono "más débil" y por lo tanto, su influencia
menos "favorable"? ¿O posee sus propias cualidades específicas? ¿Y qué sucede
con la cuadratura que evoca un sentido de esfuerzo y frustración? ¿Por qué su
nivel de tensión se manifiesta como una amenaza para nuestra seguridad y status
quo vital? Por otra parte, ¿por qué los trígonos canalizan fácilmente la
energía hacia actividades creativas, personalmente gratificantes, con relativa
naturalidad, confianza y espontaneidad? ¿Y por qué las oposiciones a menudo
indican la necesidad de llegar a un compromiso con quienes nos confrontamos?
En principio, debemos comprender que los aspectos, los signos, y las
casas en conjunto comparten un denominador común: todos entrañan mediciones del
arco a partir de un punto de partida dentro del círculo de 360 grados. Las
diferentes mediciones del arco a partir del equinoccio vernal crean el círculo
anual o ciclo de los signos del zodíaco en la astrología tropical. Las diferentes
mediciones del arco a partir del punto Ascendente crean el círculo diurno o
ciclo de las casas mundanas. De igual manera, los aspectos describen diversas
mediciones del arco entre dos planetas en un momento dado en su ciclo sinódico,
comenzando por la conjunción. Dejando de lado, los signos, las casas, o los
aspectos, el significado astrológico se deriva de la naturaleza de los ángulos
que dividen cada uno de esos círculos. Por ejemplo: el significado arquetípico
de un arco de 60 grados puede expresarse a través de un signo (Géminis o
Acuario), una casa (la III
ó la XI ), o por el
aspecto de sextil... ya que idealmente todos se encuentran a 60 grados de sus
respectivos puntos de partida. La suposición teórica hecha aquí es que los
aspectos son un ejemplo de otro nivel de manifestación de los principios
básicos de vida creativa, también definidos por los signos y las casas. En
otras palabras, la naturaleza inherente de un aspecto también debería
reflejarse en algún nivel en su correspondiente signo y casa. Y en un sentido
abstracto, el correspondiente planeta regente del signo también debería guardar
una correlación con el aspecto en consideración (ya que un signo y su regente
natural representan el mismo principio básico).
Por lo tanto, al igual que los
signos y las casas, los aspectos pueden considerarse como fases definidas y
significativas de una relación, que sigue una secuencia ordenada dentro de una
experiencia cíclica global.
Cuando se analizan desde esta perspectiva, los aspectos no se ven como
"buenos" o "malos". Más que indicar "afortunados" versus "desafortunados",
señalan simplemente cómo y dónde se potencian las oportunidades que pueden
abrirnos a una dimensión de percepción más plena e intensa.
Debo admitir que
los astrólogos reconocen que ciertas fases como la oposición y la cuadratura
denotan definidos puntos disparadores de tensión dentro del ciclo. En esas
fases específicas del ciclo se suele experimentar cantidades observables de
fuerza, presión, fricción, ansiedad, y resistencia. Sin embargo, su función
primaria es marcar un pico psicológico crítico en la conciencia, y señalar
dónde somos más aptos para sobrellevar las crisis naturales y necesarias del
desarrollo.
Estas fases de aspectos críticos son adecuadas para avanzar en
nuestra auto-comprensión, pero siempre desde nuestro propio nivel de
entendimiento (que se establece por nuestra habilidad para utilizar
inteligentemente nuestro libre albedrío).
Los aspectos tensos no son
intrínsecamente "malos" o "maléficos" en su intento por enfatizar los puntos
donde necesitamos volvernos más conscientes de nosotros mismos y de los demás,
y más responsables por la calidad de nuestras propias acciones y reacciones.
Así que los llamados "difíciles" son los aspectos que más problemas resuelven y
resultan esenciales para que nuestra personalidad total emerja por completo.
Aunque un tanto difíciles de manejar, estas tensiones nos urgen a resolver los
asuntos problemáticos de nuestra vida, en vez de ignorarlos o evitarlos. Y
nuestra personalidad crece dramáticamente debido al desafío de estos aspectos.
Los aspectos relativamente "fáciles", como el sextil y el trígono, nos proveen
de algo más: la confianza y el aliento necesarios para un crecimiento sostenido
sin esfuerzos o lucha, debido a la creatividad, la inteligencia, la visión, y
la sabiduría que encierran. Pero irónicamente, carecen del dinamismo necesario
requerido para utilizar con más eficiencia nuestros recursos humanos. Debemos
hacer un esfuerzo consciente y constante para valernos de las ventajas de tales
aspectos con un mayor sentido del compromiso y de la aseveración. Por el
contrario, tienden a infundir una renuncia general a enfrentar cualquier tipo
de desafíos y obstáculos.
A partir de esta actitud examinaremos a los aspectos
mayores y menores.
El ciclo de los aspectos puede dividirse en dos hemiciclos. La primera
mitad del ciclo, a la que los astrólogos humanistas suelen llamar hemiciclo
creciente, inicialmente comienza con la conjunción de los dos planetas en
cuestión. Culmina con la oposición. La naturaleza del aspecto de conjunción
ejemplifica mejor el tema primordial de este hemiciclo. Hablando en general,
todos los aspectos crecientes están asociados con procesos formativos básicos
que urgen al individuo a construir una estructura de auto-imagen personal o
identidad egoica. Estos aspectos le ayudan a desarrollar un sentido subjetivo
de auto-percepción. Es urgido a ganar experiencia vital a través de
actividades que se relacionan consigo mismo, permitiéndole, en primer término y
sobre todo, reconocerse como una entidad separada y distinta de los demás. Un
tanto inconsciente, la liberación automática de energías dirigida hacia las
necesidades exclusivamente individuales caracteriza la orientación de este
hemiciclo. Se acentúa la auto-preservación. El tema dominante de este hemiciclo
se relaciona con la voluntad del individuo de impresionar sobre el medio
ambiente general según sus propios términos. Los aspectos crecientes lo impelen
a obrar siguiendo sus impulsos inmediatos sin reflexionar acerca de las
consecuencias probables de sus actos y sobre cómo afectarán a los demás.
Por
lo que vemos, este hemiciclo tiende a operar de manera básicamente instintiva
y espontánea. Es en la fase de cuadratura creciente de este hemiciclo cuando el
individuo comienza a desarrollar una percepción naciente de que sus necesidades
personales tienden a entrar en conflicto con el flujo externo de los
acontecimientos, y que debe modificar ciertas cosas en pos de un todo mayor.
Normalmente, ese desafío elemental para cambiar y adaptarse a la presión del
medio ambiente es encarado con una resistencia ciega y defensiva, y con una
gran incertidumbre.
La segunda mitad del ciclo, es denominada el hemiciclo menguante, comienza
con la oposición de los dos planetas, y continúa hasta que el ciclo vuelve a
repetirse una vez más en una nueva conjunción (debido a que se trata de
un ciclo sinódico). La naturaleza del aspecto de oposición ejemplifica mejor
el tema principal de este hemiciclo. En líneas generales, todos los aspectos
menguantes están asociados con procesos básicos evaluativos, concernidos
con el equilibrio entre el individuo y las necesidades sociales. En este caso,
el individuo debe reorientar sus objetivos personales según la percepción que
haya desarrollado de un todo social coordinado. Mientras que esta nueva
perspectiva se cumple más enfáticamente en la oposición, el individuo ya es
estimulado a trabajar tras esa finalidad en la fase menguante del quincuncio.
Uno aprende progresivamente, a través del hemiciclo menguante, a
despersonalizar las necesidades y los deseos si interfieren con los
derechos de los demás. El individuo aquí puede contactar más fácilmente con el
principal propósito, oculto detrás de sus impulsos y motivaciones hacia la
autoexpresión. Y mientras se va centrando más consistentemente en intereses
interpersonales o inclusivos, también se vuelve más capaz de responder a la
vida con mayor objetividad y amplitud de miras.
En el hemiciclo menguante, usaremos
la experiencia adquirida inicialmente en el hemiciclo creciente. Los
aspectos menguantes nos desafían a compartir, a interactuar, y a integrar conscientemente
nuestros objetivos con otros de un nivel de intercambio más impersonal.
Podremos desarrollar un sentido mayor de la responsabilidad por nuestras propias
acciones en un mundo a su vez más global. Constructivamente, este hemiciclo
nos estimula a liberar en nuestra comunidad valiosas directivas de vida basadas
en un concepto más ideal de lo que significa la totalidad y la unificación.
La preocupación por sí mismo y los impulsos instintivos caracterizan
al hemiciclo creciente, y la auto-reflexión y la deliberación al hemiciclo
menguante. Una vez traspuesta la oposición, las fases de los aspectos se
vuelven más complejas, menos regidas por nuestra voluntad, y se nos aparecen
como más dependientes del destino que los aspectos del hemiciclo creciente (que
aceptan normalmente un mayor grado de voluntad personal). Los aspectos
menguantes nos permiten crecer a través de una percepción de la dualidad, del
contraste, y de la diversidad, habitualmente se experimentan más o menudo a
través de agentes externos que de fuerzas internas. Si la perspectiva adquirida
en la fase de oposición ha fracasado en la estimulación del nivel perceptivo
pretendido, entonces los aspectos menguantes "difíciles" generarán una mala
adaptación, desencanto, y enajenamiento en la esfera social.
Sin embargo estos aspectos, los "fáciles" de este hemiciclo, pueden
ser utilizados constructivamente para apremiar al individuo a reformar o
reconstruir elementos dentro de su medio ambiente. Los aspectos menguantes,
cuando se utiliza su lado mejor, nos incitan a cultivar los valores humanos,
puntos de vista tolerantes, una visión social amplia, y a tener aspiraciones
altruistas.
Todo aspecto implica siempre a un planeta que se mueve más rápido y a
uno que es más lento. Observe que no se trata de la velocidad del planeta en el
momento del nacimiento, sino su ciclo orbital natural el que determina su
velocidad de movimiento en este contexto (lo que explicaría la cuestión de los
planetas retrógrados).
En mi opinión, el planeta de movimiento más lento
delinea el objetivo principal de un aspecto en cualquier fase de su ciclo. Este
planeta representa el aspecto 0 grado o punto «base». El planeta más rápido se
alejará o se acercará al planeta más lento. Para mí indica que el planeta más
rápido debe movilizarse a sí mismo en un esfuerzo por probar sus propias
necesidades básicas, según las experiencias determinadas por los principios de
vida dominantes simbolizados por el planeta más lento. El planeta más lento se
convierte en el agente que condiciona el desarrollo necesario del planeta más
rápido.
Por ejemplo: en todos los aspectos Venus-Urano, es Urano el que
estimula los impulsos sociales de Venus, y a menudo de una forma que evoca un
alto grado de peculiaridad, excitación, magnetismo emocional,
experimentación, y un nivel de
intuición, en los asuntos personales, muy superior a la norma. Generalmente es
más fácil identificarse con el principio venusino, ya que representa un impulso
más consciente, y personalmente más desarrollado. Por lo tanto, Urano actúa
como un estímulo evolutivo para Venus, regulando la orientación psicológica del
planeta y guiándolo a través de experiencias que otorgarán al individuo una
capacidad de respuesta emocional expandida, aunque inestable. La manera como nosotros
manejemos esta combinación de fuerzas determinará si tales aspectos se
vuelven destructores, caóticos, inquietantes, y separadores o si se manifiestan como iluminadores,
perspicaces, y emocionalmente liberadores.
En general, considero al planeta más
lento como la clave para determinar qué cosas debe asimilar el planeta más
rápido para su propia evolución.